Una caída en la nieve, que ocurrió mientras recibía clases de esquí en una pista para principiantes el pasado lunes, ha sido la causa de la muerte de la actriz Natasha Richardson, descendiente de una gran saga de actores británicos.
Hija de Vanesa Redgrave y del ya fallecido director Tony Richardson, estaba casada desde hacía 15 años, con el actor irlandés Liam Neeson.
Se encontraba en la estación de esquí de Mont Tremblant, cerca de Québec (Canadá), cuando sufrió la fatal caída en la que se golpeó la cabeza. Aunque en un primer momento, la ausencia de heridas visibles, hizo pensar a los médicos que la atendieron en una clínica cercana, que accidente no iba a tener grandes complicaciones, poco tiempo después, se hizo necesario su traslado a un hospital de Montreal, en donde entró en coma a causa de un traumatismo craneal con derrame cerebral.
La noche del martes, a petición de su marido (que ya se encontraba junto a ella), un jet privado los trasladó, al hospital Lennox Hill de Nueva York, donde el crítico estado de la actriz, derivó a muerte cerebral.
Natasha Richardson era mucho menos conocida en nuestro país que su famosa madre, al haber dedicado una parte de su vida profesional al teatro.
Debutó en el cine a los cuatro años en una película dirigida por su padre, “La última carga” (un remake de “La carga de la brigada ligera”, dirigida por Michael Curtiz en 1936), y, después de estudiar arte dramático en Londres, su ciudad natal, a partir de 1984, se dedico totalmente a la carrera de actriz.
Hemos podido verla en películas como “Gothic” (1986) de Ken Russell, “Un mes en el campo”, de Pat O’Connor, o “El pico de las viudas” (1993), de John Irvin, entre otras.
Para el próximo 24 de abril, está programado el estreno en España de la última película en la que participó; un drama romántico titulado “Wild child”.
Tenía tan sólo 45 años, y todavía mucha vida profesional por delante. Una lástima que se haya ido en unas circunstancias tan inesperadas.
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