Lejos han quedado los días en los que sólo los superhéroes más famosos merecían su adaptación al cine.
Con el género convertido en el más exitoso de la década y Marvel coronándose con su universo compartido, son muchos los que han intentado repetir su éxito, llenando las pantallas de cine y televisión con personajes variopintos y, en ocasiones, desconocidos para el gran público. Desde sorpresas inesperadas como Guardianes de la Galaxia a fracasos artísticos como La Liga de la Justicia, uno no puede anticipar cuál va a ser el siguiente bombazo, así que hemos asistido a la creación de un montón de proyectos, algunos de los cuales, han sido todo un despropósito.
Desde la fallida película de Los Seis Siniestros a la absurda idea de convertir a la Tía May de Spider-Man en un personaje con serie propia, Sony ha intentado crear su propia red de películas.
Es el caso de Venom, el simbionte alienígena, enemigo de Spiderman, al que vimos brevemente en la trilogía de Sam Raimi y que decepcionó a los fans, y que en 2018 tuvo una nueva oportunidad para presentarse con más éxito.
Bajo el mando de Sony, Venom tiene la oportunidad de desmarcarse del pesado yugo de Marvel y Disney, que no sólo poseen los derechos de muchos personajes, sino que también imponen algunos rasgos estilísticos y límites a la violencia. Así que esta película, protagonizada por Tom Hardy hecho una mierda, cuenta con un poco más de libertad, que es precisamente lo que le hace disfrutable.
Sí es cierto que, al menos durante los primeros minutos, nos cuesta entender lo que estamos viendo, y sentimos que hay algunos cortes de metraje que han reducido mucho la historia. Eddie Brock no luce del todo en su faceta de reportero, pero sí en su aspecto de antihéroe que carga con un monstruo a cuestas. Su interacción con Venom es entretenida, y el simbionte empieza a caerte bien cuando te das cuenta de que no intenta ser “guay”, como le ocurre a todos los personajes de cómic. En el caso del villano, un Elon Musk de marca blanca interpretado por Riz Ahmed, cumple hasta que llegamos a las inevitables escenas de acción.
Y es que lo único malo de Venom son los momentos donde tiene que ganarse la taquilla con las peleas, explosiones y persecuciones, que no es que no sean espectaculares, sino que ya han sido vistas por el público montones de veces. Cualquier escena tranquila donde vemos el desarrollo y conflicto de personajes es mucho más interesante que una explosión de efectos especiales destinada a apabullar y sorprender. Tanto, que hasta sentimos que se estiran demasiado y deseamos que se acaben para poder centrarnos en lo que nos interesa. Sabemos poco de Riot, el enemigo a quien se enfrenta Venom, y sólo tenemos unas pocas ideas de qué hacen en la Tierra, pero todo eso es secundario. Lo que disfrutamos es de un lenguaje adulto, un humor tan negro como el alma del personaje y el inevitable cameo de Stan Lee.
Por eso, nos encontramos ante una película que es lastrada ligeramente por todas las manías del género, y entre las que se incluyen la necesidad de presentar a un nuevo villano (Carnage), y la promesa de varias secuelas.
#1 por deportes alcobendas el 4 diciembre, 2020 - 17:44
Aún tengo pendiente por ver esta película. No tenía muchas expectativas, pero después de ver la critica puede que me la vea este puente. Gracias por vuestra opinión. saludos