«Antes que el diablo sepa que has muerto» – Viva la tercera edad

Ingmar Bergman rodó la maravillosa “Saraband” (2003) cuando contaba con 85 años de edad; Claude Chabrol, a sus 77, acaba de estrenar “Una chica cortada en dos” y Sydney Lumet, con 84, nos ha regalado “Antes que el diablo sepas que has muerto”. Estos tres ejemplos (existen muchos más) me hacen pensar en qué extraño tipo de genes les ha concedido/les concedió la madre naturaleza para seguir activos a pesar de su edad y lanzando interesantes propuestas cinematográficas. Es un verdadero privilegio observar cómo se mantienen al pie del cañón y, aunque Bergman nos abandonó el año pasado, he querido citarlo como ejemplo.

“Antes que el diablo sepas que has muerto” (2007) nos cuenta la historia de dos hermanos diametralmente opuestos. Andy (un apoteósico Philip Seymour Hoffman) es un hombre de negocios que ha triunfado y que está casado con una despampanante mujer (Marisa Tomei). Hank (Ethan Hawke) es el típico perdedor endeudado que se ve acuciado por su ex mujer a la que debe pagar la manutención de la hija que tienen en común. Sin embargo nada es lo que parece y ambos hermanos no son tan distintos uno del otro, porque bajo el tenue manto de las apariencias nos encontramos con un Andy adicto a la heroína, que acaba de cometer un desfalco en su empresa y cuya mujer está liada con su hermano Hank.

La enorme distancia que separaba a los dos hermanos se acorta entonces para unirse en un solo deseo: conseguir dinero fácil. El emprendedor y seguro de sí mismo Andy propone a su apocado hermano que cometa un robo en una joyería para luego repartirse el botín y superar sus desestabilizadoras situaciones económicas. Hasta aquí todo parece desarrolarse en los cauces de la normalidad, sino fuera porque el objetivo del atraco es la joyería de los padres de ambos protagonistas.

Lo que parecía un plan sencillo se convierte en un cúmulo de despropósitos que conducirán a una tragedia anunciada y, a partir de este momento, cada uno de los personajes irá desenmascarándose y dejando aflorar, paulatinamente, esos bajos instintos que los seres humanos despliegan cuando se sienten amenazados. Esta tensión acaba salpicando a todos los protagonistas desembocando en un terrible final que casi deja sin respiración.

La historia se inicia con el robo para luego desgranarse a través de una serie de flashbacks (introducidos por sucesivos rótulos) que nos cuentan, desde distintos puntos de vista, cuáles son las motivaciones de cada uno de los protagonistas: un bien estructurado rompecabezas que va dejando al descubierto la hipocresía que ha guiado las vidas de los personajes.

Destacar, finalmente, el reparto que cumple con creces las expectativas: Ethan Hawke parece hallarse en estado de gracia y compone de forma muy creíble ese personaje asustadizo y pusilánime que es Hank. Albert Finney encarna de manera desgarradora al padre de esos díscolos hermanos teniendo un papel fundamental en ese final que antes habíamos comentado. Marisa Tomei (para sorpresa mía) no decepciona en absoluto dando vida a esa sensual mujer (visitad el post de Snake) que se debate entre el ¿amor? de los dos hermanos y que huye de la quema en cuanto las cosas se complican. Sin embargo, la actuación de Philip Seymour Hoffman es prácticamente perfecta erigiéndose en el intérprete absoluto de la cinta.

Audaz y moderna, “Antes que el diablo sepa que has muerto” certifica que, para algunos directores, la edad no es impedimento para rodar excelentes películas.

 

Trailer de la película

 

  

 

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Briony