“Sicko” – Michael Moore diseccionando el sistema sanitario USA

sicko (6) por ti.

Por cuestiones de trabajo suelo perderme toda esa retahíla de tertulias pseudopolíticas que jalonan la parrilla de las tv nacionales. Gracias al programa APM? de TV3 puedo acceder a las demagógicas lindezas que “escupen” Carmen Rigalt, Enric Sopena, Pilar Rahola, Miguel Ángel Rodríguez, Isabel San Sebastián, María Antonia Iglesias, Arturo González, Curry Valenzuela entre muchos otros.

Estemos a favor o en contra de las opiniones de los terturlianos citados anteriormente, no se puede negar que el espectador disfruta con sus dardos envenenados con los que fustigan la actualidad de este país. Si Michael Moore fuera español lo más probable es que se convirtiera en un asiduo a estos espacios, porque el director estadounidense es uno de los más hábiles demagogos que existen.

Imagino que no es necesario presentar a este orondo realizador que sorprendió a medio mundo atreviéndose a demonizar la “pasión” irracional (y peligrosa) de los americanos por las armas en “Bowling for Columbine” (2002) sin cortarse un pelo atacando, incluso, a Charlton Heston. Tras conseguir un amplio reconocimiento mundial (subrayado por un premio César y un Oscar), volvió a la carga con “Fahrenheit 9/11” (2004) en donde emprendía su particular cruzada contra la familia Bush y analizaba las (supuestas) oscuras razones que provocaron la invasión de Iraq de 2003. Nuevamente Moore se llevó el gato al agua, puesto que el documental se convirtió en el más taquillero de toda la historia y consiguió la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2004.

Esta vez el director de Michigan ha decidido diseccionar el sistema sanitario estadounidense sin dejar títere con cabeza. Durante los 120 minutos que conforman “Sicko” (2007) asistimos a un descarnado relato de la inhumana y abusiva asistencia médica (y farmacéutica) que sufren muchos americanos sin contar con esos 50 millones que carecen de seguro médico.

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Moore echa mano (como es habitual en él) de varios testigos que nos cuentan sus traumáticas experiencias con la sanidad privada. Un hombre que tuvo que pagar 12.000 dólares para que le reimplantaran uno de los dos dedos que se había amputado (por el otro le pedían la friolera cifra de 60.000); el canadiense que de vacaciones en Florida tuvo que desembolsar 24.000 dólares por ser atendido a causa de una rotura de ligamentos; la enferma que paga 120 dólares por un inhalador que en Cuba cuesta 5 centavos o el anciano de 80 años que debe seguir trabajando para poder costearse los medicamentos que él y su mujer necesitan. Y eso sin contar con los testimonios de personas que habían perdido a algún ser querido ante las innumerables trabas impuestas por las grandes compañías de seguros o de aquellas personas que trabajan o han trabajado en dichas compañías y que relatan las tropelías que éstas comenten.

Pero para entender por qué se producen estas dramáticas historias, se nos presenta cómo funcionan estos “imperios” de la salud o cómo conocidos políticos (sin olvidar a George Bush y, sorprendentemente, a Hillary Clinton) se han dejado “sobornar” por ellas impidiendo la consecución de un sistema sanitario universal y gratuito.

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Para redondear su investigación, el bueno de Michael decide viajar a otros países (Canadá, Inglaterra, Francia y …Cuba) donde comprueba (estupefacto) que todos sus habitantes disponen de una asistencia sanitaria de calidad y totalmente gratuita.

Hasta aquí nos hallamos ante el típico, tópico y demagógico documental “estilo Moore”, pero la parte final del mismo ya roza lo innombrable. Comentemos más profundamente “Sicko” (juego de palabras entre sick “enfermo” y psicko), aunque para ello debamos desvelar más de un detalle.

Que la sanidad norteamericana es un verdadero asco (¿alguien recuerda “John Q”?) y que en nuestro país disfrutamos de un sistema sanitario gratuito nadie lo duda, pero esta verdad inapelable ignora a todos aquellos estadounidenses que se sienten totalmente satisfechos con su seguro médico (seguro que Moore es uno de ellos) y a todos aquellos españoles que despotrican de nuestra sanidad pública. Reducir toda esta cuestión a “muy malo” y “muy bueno” me parece un pueril ejercicio de manipulación que huye (porque ahí radica el éxito del extremista director) de posiciones intermedias y objetivas.

Si la primera hora del documental “se deja ver” (¿será porque él apenas aparece en pantalla?) siempre teniendo en cuenta que estamos ante un producto made in Michael Moore, la segunda parte es inclasificable. Moore nos presenta los testimonios de algunos de los voluntarios que tras el 11-S participaron en las tareas de recuperación de cadáveres y de desescombro. Aquejados de diversas enfermedades psíquicas y físicas consecuencia de su participación en dichas tareas, denuncian frente a la cámara que el sistema sanitario no quiere hacerse cargo de sus dolencias.

Y claro, si los presos de Guantánamo (todos terroristas, por supuesto) disfrutaban de servicios sanitarios avanzados y de continuos controles médicos, ¿por qué no alquilo una embarcación y me llevo a los voluntarios enfermos a Guantánamo? Dicho y hecho. Ahí va el adalid de las causas perdidas desplegando una bandera americana en cubierta y comunicándose vía megáfono con la base de Guantánamo que, evidentemente, no le hace ni … caso. ¿Y ahora qué hacemos? Pues nos quedamos en Cuba y nos damos un garbeo. No hay que negar que la escena resulta de lo más cómica si no fuera porque sus compañeros de viaje son personas que están sufriendo un calvario humano.

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El país de Fidel Castro los acoge con los brazos abiertos y sus médicos atienden (gratuitamente) a esos yanquis cabizbajos y enfermos que, incluso, reciben una especie de homenaje de los bomberos cubanos. ¡Qué hermosa estampa!

Patético.

¿Es que Michael Moore se cree que todos los hospitales canadienses, franceses, ingleses o cubanos son tan “maravillosos” como los que aparecen en su documental? ¿Es que cree todos, todos, los habitantes de esos países reciben una atención adecuada? ¿Es que cree que Canadá, Francia. Inglaterra o Cuba son el paraíso y que EEUU es el infierno? Ni una cosa ni la otra. Qué pena que Moore no sepa que existe lo que se llama el “justo medio” o, por lo menos, que no sea capaz de ser objetivo.

Hay que rematar el documental y el director de Michigan tiene escondido un potente as en la manga. Parece ser que existe un blog en EEUU dedicado a criticar encarnizadamente la figura de Moore y que su creador debía abandonarlo, ya que su mujer había caído enferma y los costes de su tratamiento ascendían a 12.000 dólares. Pues bien, samaritano-Michael le envía un cheque anónimo (ahora ya no lo es, claro) por esa cantidad para que no deba cerrar el citado blog. Madre mía…

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A mí Moore no me cae mal, me parece un tipo simpático que no se acobarda a la hora de dejar al descubierto los “trapos sucios” de la nación más poderosa del mundo, pero no me gusta esa visión parcial, repetitiva y sesgada que suele imprimir a todo lo que rueda. Su verdad es una verdad a medias que, en muchas ocasiones, puede ser fácilmente rebatida a poco que nos documentemos sobre el tema.

Para ver la ficha de la película, pincha aquí

Briony  

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  1. #1 por Snake el 14 junio, 2009 - 17:05

    A mí siempre me ha gustado el estilo que da este director a sus documentales. Es evidente que tiene fallos (en Bowling for Columbine -por ejemplo- critica que personifiquen los grandes males en la persona de Marilyn Manson y luego él hace lo mismo con Charlton Heston), pero nunca he visto mal que saque los trapos sucios de Estados Unidos.

    Comentas que «¿Es que Michael Moore se cree que todos los hospitales canadienses, franceses, ingleses o cubanos son tan “maravillosos” como los que aparecen en su documental?». Evidentemente no. Aquí en España las listas de espera son interminables, y una cita para una radiografía, prueba o similar, puede tardar meses. Incluso alguien puede darte un diagnóstico erróneo y provocar algo trágico (hace un tiempo fuimos a urgencias y le dijeron a mi padre que tenía un problema en el oído, cuando realmente le había dado un Ictus).
    Aún así no me cambiaría por el sistema americano ni de coña. Y sí, lo que muestra Moore es real, guste o no. No creo que las personas que salen en el documental sean actores pagados por él. Si Obama quiere poner una sanidad pública (algo que ya tenía que haber estado hace años) será por algo. Ahora bien, aquí en España habrá que ver lo que pasa dentro de un tiempo. Hoy estoy pesimista.

    Películas como «John Q» demuestran, al igual que Moore en cierta manera, que el paciente normal, el currante, lo lleva claro en no pocas situaciones. Un trasplante o una medicación de por vida puede llevarte a la ruina. Y hablamos de vidas humanas. ¿Quién no se escandalizaría si tuviese que pagar un pastón por la medicación que tiene que tomar después de un infarto?

    Vale, como tú dices, que el director de Fahrenheit manipula las cosas a su antojo, pero no creo que eso sea ápice para que lo que muestre lo podamos disfrutar y sacar algunos datos muy interesantes a poco que pensemos. En cualquiera de sus documentales nos ofrece cosas que nadie suele hacer. Sea su entrevista con el presidente de Nike en «The Big One», impagable, o su denuncia hacia General Motors en «Roger and Me».

    Es posible que más de uno le tenga manía y saque mil teorías que lo dejen por los suelos. Pero yo prefiero que siga habiendo alguien como él. Aunque se forre con ello y a veces se contradiga en algunas cosas. Al fin y al cabo, la estatua de la libertad lleva tiempo en horas bajas.

    • #2 por Briony el 15 junio, 2009 - 00:29

      Estoy de acuerdo en la mayor parte de tus opiniones, pero sigo manteniendo que no me gusta que Moore sea tan sumamente parcial. La consecuencia de ello es que me creo hasta cierto punto mucho de lo que cuenta.

      Ipanonima tiene razón cuando comenta que el tipo se sabe vender y estoy segurísima que si fuera mucho más objetivo, sus documentales no alcanzarían la repercusión que normalmente tienen.

      Y claro que está bien que exista alguien que tenga la valentía de destapar esos «trapos sucios», pero corre el peligro de que su fórmula, por repetitiva, acabe por resultar cansina.

      • #3 por Snake el 15 junio, 2009 - 15:59

        «pero corre el peligro de que su fórmula, por repetitiva, acabe por resultar cansina.»

        Más razón no se puede tener en ese aspecto.

  2. #4 por ipanonima el 14 junio, 2009 - 17:19

    A mí John Q, me gustó bastante, tiene una escena trise y es cuando los aseguradores cierran la carpeta de su hijo dando a entender que no le van a dar el dinero que costaría su tratamiento.

    En cuanto a Michael Moore, a mí también me gusta su estilo, su forma de narrar, su ironía, pero hay que saber dónde mete el truco. Moore es un publicista, un vendedor, con sus documentales gana dinero, como haríamos todos. quizá no es todo lo sincero y objetivo que desaríamos, pero la verdad es que es un buen comienzo.

    Ahora, del que no me fío,para nada, es de Al Gore y su Verdad incómoda. ¬¬

  3. #5 por Snake el 14 junio, 2009 - 17:27

    Lo de Al Gore tiene tambien su intringulis. Me explico. El documental de «Una Verdad Incómoda» tiene datos (rebatibles o no) que ponen los pelos de punta. Y no está mal que la gente se conciencie de que el planeta Tierra no está al servicio de la humanidad al cien por cien.

    Otra cosa es que el espabilado de Gore predique una cosa y luego haga otra totalmente diferente. Diría yo -ejem, a riesgo de equivocarme :P-, que tendría que predicar con el ejemplo. Osea, no ir a sus conferencias en un jet privado que precisamente es contaminante a tope. Pero vamos, ya conocemos a los políticos. «Apretaos el cinturón en la crisis!!!» y luego ya vemos lo que hacen ellos con nuestro dinero.

    • #6 por ipanonima el 14 junio, 2009 - 17:33

      A eso me refería. Hace poco sacaron a la luz sus recibos de la luz y cosas así, pero vamos que empiece el documental hablando de que estuvo a punto de ser presidente (sólo le falta decir: pero nooooo… cogisteis al otros estúpido ¬¬ en fin)
      En cuanto a los datos, son rebatibles, y hay gente que lo está haciendo. Michael Chrichton era bastante crítico con todo lo del cambio climático. aseguraba que era una moda como el efecto 2000 basándose en algunos indicios y etc, etc, etc…

  4. #7 por Snake el 14 junio, 2009 - 17:46

    Yo creo que con las facturas de la luz (los incrementos son bestiales) nos están «concienciando» de que seamos prudentes. Bueno, de que gasten los ricos y que el ciudadano de la calle, normal y corriente, se la casque y pague facturas escandalosas.
    A mí me encantó (véase tono irónico) cuando Gore nos enseña su ranchito y lo vemos en plan «amo la naturaleza» desde que era un crío. Como se ve que quien tiene pelas vive de puta madre.

  5. #8 por Karelia el 14 junio, 2009 - 19:10

    Yo estoy con Briony, ni tanto, ni tan calvo, y Moore peca de todo eso y mucho más. No se puede enseñar solo lo malo,ya que tambien esta el opuesto (será meno o hará menos ruido, pero sigue existiendo, y me refiero a cualquier tema, no solo a este).

    Desde luego yo me quejo de la SS española, siempre lo he hecho, pero desde luego que no la cambiaría por la americana, pero tampoco por la grandiosa francesa, cubana o canadiense.

    Y bueno, lo de Al Gore y su verdad incómoda, todo depende desde el punto de vista del que lo mires. Yo no es que me crea todo, pero desde mi punto de vista científico, tiene mucha razón en varios aspectos (no me voy a meter con lo que hace él o deja de hacer), pero si es verdad que si sirve para concienciar a la gente para que cuide más nuestro planeta, pues bienvenido sea.

  6. #9 por Alicia el 13 enero, 2010 - 12:24

    Pues yo pienso que el documental está muy bien. Hay que tener en cuenta a quien va dirigido, y es a la población americana. Verlo de forma objetiva es pensar en por qué se ha hecho y qué consecuencias busca. Se ha hecho para concienciar a su población de que existen otros métodos más igualitarios y viables, y busca la transformación social.

    Entiendo esa postura de «blanco y negro» al tratarse de temas de vida o muerte, o discapacidades para toda la vida.

    Sí, en España tenemos que esperar meses para una radiografía, pero en según qué casos. Yo en temas de urgencia jamás he tardado más de una hora en ser atendida. Sin ir más lejos, ante síntomas de gripe A y apendicitis en otra ocasión, me las hicieron en 15-20 minutos.

    Y errores, claro que los hay, pero en todas partes, ya sean clínicas privadas o públicas. Los médicos no son dioses, son humanos, y como tales, se equivocan. ¿Acaso nunca habéis errado en vuestras profesiones? Sí, su trabajo son personas, pero también ocurre con psicólogos, trabajadores sociales, educadores, etc, y si te pones a pensar, casi cualquier trabajo de forma directa o indirecta va dirigido a la sociedad. En fin, creo que entendéis lo que quiero decir.

    No pienso que Michael Moore tenga una razón absoluta, pero valoro su trabajo por las personas estadounidenses.

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