«Los girasoles ciegos»- Sin acabar de cuajar

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Curiosamente la primera y última obra del malogrado escritor Alberto Méndez no sólo se ha convertido en un éxito editorial, sino que ha servido (en parte) de base para que (el también malogrado) Rafael Azcona elaborara el que había de ser su último guión y al que se dedica la película.

“Los girasoles ciegos” se halla conformado por cuatro historias cuyo nexo común es la posguerra, cuatro historias que, aunque parecen funcionar de modo independiente, se hallan entrelazadas. Y así la titulada “Si el corazón pensara dejaría de latir” se aparece ligada a “El idioma de los muertos” y lo mismo sucede entre “Manuscrito encontrado en el olvido” y “Los girasoles ciegos” (que da título al libro y a la película de José Luis Cuerda). Éstos dos últimos (especialmente el segundo) son el núcleo argumental del citado film.

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Ourense, años 40. Una férrea posguerra se cierne sobre España y todos aquéllos que no comulgan con el recién impuesto régimen fascista acaban en prisión (o algo mucho peor). En estas duras circunstancias conocemos a Elena, cuyo marido Ricardo (antiguo profesor de instituto y “rojo”) vive permanentemente escondido en su casa (en donde ha construido una especie de zulo camuflado tras un armario) a salvo de posibles represalias. El matrimonio tiene dos hijos: Elenita y Lorenzo. La primera, a pesar de su corta edad, se encuentra en avanzado estado de gestación y está a punto de huir a Lisboa junto a su novio Lalo, un poeta de ideas comunistas que está siendo buscado (“Manuscrito encontrado en el olvido”). Por su parte el pequeño Lorenzo acude a la escuela todos los días en donde debe capear las indiscretas preguntas que su profesor Salvador, un diácono ex-combatiente de las filas nacionales, le realiza sobre su familia. Aunque el niño (perfectamente adoctrinado para proteger a sus seres queridos) insiste en que es hijo único y que su padre murió en la guerra, Salvador se empecina en descubrir más. Su exacerbante curiosidad se debe a la lasciva atracción que siente hacia Elena y que podría poner en peligro la vida de Ricardo (“Los girasoles ciegos”).

La conjunción Méndez-Azcona-Cuerda podría augurar una excelente película, pero la realidad es bien distinta, puesto que nos encontramos con un producto que no acaba de cuajar en ningún momento.

Varios son los handicaps que obstaculizan el buen funcionamiento de la película. El primero de ellos es esa visión excesivamente maniquea entre “rojos” (buenos buenísimos) y “fascistas” (malos malísimos) que, además, se halla amplificada por la aparición de algún que otro topicazo (Ricardo es culto y sensible-el policía es bravucón y cruel) que desvirtúa un pelín el tono menos extremista de Méndez. No sé, pero no creo que sea necesario mostrar de manera tan extrema cómo eran “unos” y “otros” cuando de todos es sabido de que pie cojeaban ambos bandos. El miedo de Elena o de Ricardo es tan palpable (y tan conocido en nuestra historia más negra) que no es necesario que me enseñen algún que otro facistoide chulesco para que me crea el terror que padece ese matrimonio.

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En segundo lugar, nos encontramos con la historia paralela de la huida de Elenita y Lalo (espeluznante y magnífica en el libro) desaprovechada y convertida en un pastiche sin sentido (y alejado del original literario) que poco aporta y que encima nos hace “sufrir” la nefasta interpretación de Martín Rivas (Lalo) al que deberían encerrar para siempre en ese “internado” que le ha dado la fama. Irene Escolar (Elenita), por su parte, cumple con su cometido de forma más que discreta por muy nieta que sea de Irene Gutiérrez-Caba. Lo único salvable y sorprendente es la pintada (que aparece en una de las paredes de esa especie de cueva-cabaña que Lalo y Elenita encuentran en el bosque) que reproduce uno de los versos de la “Fábula de Polifemo y Galatea” de Góngora: “infame turba de nocturnas aves”.

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La ambientación tampoco está del todo lograda y una tiene esa sensación de “quiero y no puedo” al observar la poca variedad en las localizaciones o los escasos figurantes que no consiguen “dar vida” a las calles por donde transitan los personajes.

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Finalmente cabe señalar los dos “pesados” (en todos los sentidos) lastres que suponen las interpretaciones de Raúl Arévalo (Salvador) y Javier Cámara (Ricardo). El primero se pasea por la película como si de una montaña rusa se tratara, ya que hay momentos en los que sabe transmitir a la perfección la repugnancia que transmite su personaje y otras veces llega a resultar cómico (por cutre) cuando no debería serlo dado el tremendo drama que se está gestando (atención a la escenita masturbatoria -almohada lujuriosa incluida-). Harina de otro costal es “el hombre con el pijama de rayas”-Javier Cámara al que me sigue resultando difícil creerme en un papel dramático porque es verlo e imaginarme a Amparo Baró soltándole una colleja. Su personaje y el de Elena no pegan ni con cola, además de que se le da fatal recitar a Machado.

La que está inmensa (por más que, por su aspecto, no cuele demasiado que vaya a ser abuela) es Maribel Verdú encarnando a Elena. Simplemente está fantástica. Añadir que Roger Príncep (el Simón de “El orfanato”) realiza una interpretación más que digna.

“Los girasoles ciegos” (2008) ha logrado 15 nominaciones a los premios Goya que se entregarán el próximo día 1 de febrero. Todo parece indicar que será la gran triunfadora de la noche, aunque en Hollywood ¿no han sabido apreciar? las “excelencias” de una película que, comparada con el resto de candidatas, es casi una obra maestra. Menudo nivelazo que nos gastamos…

 

Par ver la ficha de la película, pincha aquí

 

Briony 

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  1. #1 por Monseñor gusano el 26 enero, 2009 - 06:37

    Pues ayer Domingo, en un alarde de complacer a mi señora, vinos esta pelicula. Mala, malisima me pareció. Si es que no aprenderé nunca.

  2. #2 por elbosquefantasma el 26 enero, 2009 - 07:57

    He visto los girasoles…. Me queda Camino. Tendré que leer la novela porque la película chirría, principalmente por los personajes, la historia tan de buenos y malos, tan de blanco o negro. Es una lástima que teniendo talento se elija el camino simplón.

  3. #3 por elbosquefantasma el 26 enero, 2009 - 07:58

    Totalmente de acuerdo, Maribel Verdu Tremenda, lo mejor sin duda de la película

  4. #4 por Briony el 27 enero, 2009 - 22:56

    *Monseñor Gusano: eso de Monseñor…
    Nada hombre, hay que complacer a las medias naranjas en la medida de lo posible 😉

    *elbosquefantasma: pues «Camino» tampoco es ninguna maravilla. Eso sí, visualmente está más que bien. Ya nos contarás qué te ha parecido.

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