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Las doce partes del género fantástico
Publicado por Carlos Martín en Curiosidades, Especiales el 10 mayo, 2011
Aunque en última instancia, cualquier libro o película trata de contarnos una historia, ésta se sirve de algunos mecanismos, resortes o fórmulas que la hacen encajar en algún que otro género en concreto. La creación de los personajes, las técnicas de iluminación, las tramas, las dificultades que atraviesan e, incluso, las decisiones que toman, son las que acaban condicionando la atmósfera de la historia, y que pueden acabar definiendo a qué tipo específico de público van dirigidas.
Para entendernos, sólo hay que coger la muerte de un personaje en cualquier película o libro, y viendo cómo ha sido retratada, nos encontraremos con una atmósfera muy diferente. En una película de John Woo, se trataría de un personaje sin entidad que aparece sólo unos segundos con una metralleta en la mano para ser cosido a balazos por un tipo que salta desde una pared con un revólver en cada mano. En una película de Jackie Chan, sería un asiático gritón que da un par de volteretas hasta que Jackie le da un rápido manotazo o le tira un jarrón. Chuck Norris le golpearía con una patada, Steven Seagal le haría una llave, Zack Snyder pondría una cámara lenta y una estética de cómic muy colorida para mostrarnos cómo cae lentamente desde la parte más alta de un edificio. Quentin Tarantino haría que John Travolta le pegase un tiro en la cara sin querer en medio de un torrente de “Fucks”, los tipos de Saw propondrían algún tipo de juego macabro que incluyese una marioneta, cuchillas y una cinta de vídeo casera, Stephen King te haría coger un cariño terrible al personaje antes de hacerle sufrir lo indecible, Hitchcock pondría tus nervios a prueba mientras te pegas una ducha antes de asestar la primera cuchillada, Michael Bay metería alguna transición a cámara lenta y una bandera americana con la misma estética que un anuncio de Dolce & Gabbana. Y, en el caso de una novela de James Elrroy, la muerte sería algo sucio, sin glamour, y la aparición del cadáver correspondría a una chica sin nombre destrozada a machetazos y golpes con un bate de béisbol que daría comienzo a toda una novela.
La manera en la que se toma cada suceso es lo que acaba dando forma al género, un envoltorio, un traje y un tópico, una etiqueta que les ponen los tipos de los videoclubs para saber dónde colocarlas en las estanterías. Algo que, en un principio, puede parecer menor, pero ayuda mucho a la hora de crear un mundo en el que desarrollar la historia y que puede ser claramente reconocible para el espectador. Más impactante que el mensaje del valor de la vida humana presente en “Blade Runner” es la lluvia, los edificiones ennegrecidos y barros, y la melancólica banda sonora de Vangelis. Esos detalles “gruesos” han acabado tomando tanto protagonismo que lo demás es secundario, o al menos eso nos quieren hacer creer. Y nos han saturado con historias clónicas, absurdas y sin interés, tirando de publicidad y comparaciones odiosas, llegando a saturar el mercado y convertir el género fantástico en un trozo de carne manoseado y viejo.
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