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Western: Por un Puñado de Títulos.

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¿Cómo empezar un post dedicado al género del Western? Pues en principio declarando enérgicamente que dicho género sigue vivo-desgraciadamente no coleando- aunque a muchos les pese y se empeñen en enterrarlo antes de tiempo. Pero hablando con abatimiento, sinceridad y conocimiento de causa,  me duele en el alma reconocerlo por el cariño que tengo a las pelis de «vaqueros»,  pero tengo que  admitir que el cine del «Oeste» está pasando por un indiscutible mal momento-¿sólo este género o todo el cine en general?-. Lo digo por si alguien no se había percatado. Son poquísimas las productoras y en consecuencia los  cineastas que apuesten por nuestro viejo y queridísimo amigo el «Western», no están por la labor, por lo visto es mucho mejor mear sobre meado…

En esta época de remakes profanos e innecesarios que nos ha tocado vivir, donde la imaginación y la originalidad brillan por su ausencia, está visto que los «señores del dinero» prefieren ahorrar esfuerzos y neuronas  produciendo adaptaciones de comics y Best-Sellers de éxito-cosa de la que no estoy nada en contra si se hace con respeto y ganas-  que invertir tiempo y dinero en un caballo-al parecer- perdedor y agonizante como es el cine del «Oeste». Algo  que por otra parte es muy comprensible, porque visto lo visto ¿para qué cambiar una fórmula tan rentable? Pues «remakear» filmes que en otros tiempos ya triunfaron, o escribir guiones basados en una obra literaria o en un cómic, resulta mucho más sencillo y fructífero que estrujarse los sesos para crear historias originales e interesantes que aporten algo de frescura en estos tiempos tan sofocantes. Además ¿a quién coño le puede interesar una película de unos tíos trasnochados que con sombrero y camperas horteras beben más whiskey que Robert Downey Jr. en noche vieja? A nadie,¡¡ por Dios!!

Utilizando este modus operandi de remakear o adaptar comics y libros, las productoras se aseguran los resultados necesarios de taquilla sin arriesgar sus acomodadas y pálidas posaderas. Porque evidentemente son más que conscientes de la incondicional fidelidad de los fans y seguidores -que no son pocos y entre ellos se encuentra un servidor- de ambas expresiones artísticas, los cuales acudirán en masa a las salas de cine como una legión de zombies salidos de una película de George A. Romero hipnotizados por el olor de «cerebrosss vivossss» o en este caso superhéroesssss, chorradas soplapollezcas o remakessss vivooooos, qué no es poco.

Perdón, siempre me voy por los «cerros de Úbeda», me dejo llevar por la pasión y me olvido de lo que estaba hablando. Ah! sí, del WESTERN. Desde que tengo uso de razón he sido un ferviente seguidor del cine del «Oeste» -por herencia paterna- y como muchos habréis observado desde hace bastante tiempo, son muy pocas las películas de  «vaqueros» que llegan a nuestras pantallas. Ya sea en el cine o en la televisión. Pero hubo un tiempo no muy lejano en que los canales televisivos emitían cine clásico (Belén Esteban aun no acaparaba la audiencia con su aplastante inteligencia) , y las salas de cine se llenaban para ver a John Wayne, Kirk Douglas o Gary Cooper repartiendo «plomo» a diestro y siniestro. Una época en que las sobremesas de un domingo cualquiera se transformaban en mágicas y polvorientas tardes de aventura,  con trágicos duelos al sol, emplumados indios desenterrando el hacha de guerra, multitudinarias y estruendosas peleas de borrachos en un Saloon bajo el  son de Rose of Alabama  en la vieja pianola.

Recuerdo con añoranza esas tardes en las que estaba esperando con ansia el olor del café que preparaba mi madre, ya que esa era la señal que daba el disparo de salida para levantarme de un salto de la mesa correr hacia mi habitación y sentarme hechizado frente al televisor para dejar volar mi imaginación y sumergirme en un mundo apasionante, donde llevar en el cinturón un «Colt Bisley» era tan necesario como el aire que respirar. Un mundo justo en el que las afrentas al honor se arreglaban con un duelo iniciado por desafiantes miradas con los ojos ocultos por un exuberante sombrero, seguido de farrucas frases lapidarias, que terminaban funestamente por un rápido y humeante disparo de un revólver de 6 balas que dejaba al perdedor tendido en el frío suelo -tranquilos, es sólo cine. En la vida real las afrentas se arreglan echando a correr-

Después de todo este rollo que os he soltado al fin desvelaré cual es la finalidad de este post. La cual  no es otra que recomendar diez de los mejores westerns de la historia del cine (bajo mi humilde punto de vista,claro está) . Creedme cuando os digo que-para un fanático del genero como el menda- ha sido muy difícil elegir tan sólo una decena de títulos pues es infinitamente larga la lista de joyas que nos ha regalado este género. Pero tenía que mojarme y sin más dilación aquí os traigo la lista de  diez de los mejores  westerns de la historia. Obras que, bajo mi humilde punto de vista, son de imprescindible y obligado  visionado para cualquier cinéfilo/cinéfago que se precie. Grandes filmes de aventuras (porque al fin y al cabo eso son) con entretenidas y emocionantes historias ambientadas en una época y un mundo  donde solo sobrevivían los más fuertes, y la ley y la justicia  se regían por la rapidez de un desenfunde. Nobleza, amistad, valor, acción,  principios y personajes de leyenda. Todo eso y muchísimo más está plasmado en el género cinematográfico más carismático de la historia del celuloide, el «WESTERN», el género de géneros.

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Roddy McDowall

Roderick Andrew Anthony Jude McDowall, nació el 17 de Septiembre de 1928 en Herne Hill, Londres.

Su padre, Thomas Andrew McDowall, de ascendencia escocesa, era marino mercante, y su madre, Winsfriede L. Corcoran, probó suerte durante un tiempo en el campo de la interpretación. Los dos eran muy aficionados al teatro.

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Carteles Originales de Cine Clásico – El Western

 1962-La conquista del Oeste     1960-Los 7 magn�ficos                          

Hoy le toca al western ser el protagonista de esta sección dedicada a carteles, (como lo fue en la gran pantalla durante décadas), y entre los carteles que he elegido, os ofrezco una “joyita”, como lo es el primero que cuelgo por orden de fechas.

Para realizar estos posts, suelo cotejar lo que circula por internet, con mis propios programas, “prospectos” o afiches, (como se les llamaba en la época en los que se repartían en los cines, y que eran una réplica en pequeño, del cartel con que se publicitaba la película en los cines), y este, de momento, no aparece en ninguna de las web que he visitado y que se dedican a colgar posters de películas.

No lo comenté en su momento, pero tampoco pude localizar otro de los que utilicé para ilustrar el post anterior, dedicado al Cine Épico-Histórico. Era el del estreno de “Rey de Reyes”, de 1961, que parece haber desaparecido de la faz de la tierra, pues ni tan siquiera lo tiene IMDb en su original inglés.

Y vamos a verlo-s

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Richard Widmark

Richard Widmark nació en Sunrise (Minessota) el 26 de diciembre de  1926. Descendiente de agricultores suecos, era hijo de un representante comercial por lo que su infancia y adolescencia se caracterizó por constantes cambios de domicilio hasta que la familia fijó su residencia definitiva en Illinois. Tras dejar la carrera de Derecho y estudiar interpretación en la Universidad de Lake Forest (Illinois), debutó en 1938 como actor radiofónico en el serial Aunt Jenny’s Real Life Stories.

En 1942 contrajo matrimonio con la que sería su esposa durante 55 años: la actriz y guionista Jean Hazlewood (fue la responsable del guión de la película Caminos secretos -1961- protagonizada por el propio Widmark bajo la dirección de Phil Karlson).

Declarado incapacitado para alistarse en el ejército durante la II Guerra Mundial a causa de una perforación de tímpano, Widmark inició su carrera en Broadway donde participó en la obra teatral Kiss and Tell. Su interpretación impresionó tanto al director Henry Hathaway que le ofreció su primer papel como actor cinematográfico: el asesino psicópata Tommy Udo en El beso de la muerte (1947). La película resultó ser un éxito y la fama de Widmark subió como la espuma: firmó un contrato de siete años con la 20th Century Fox, ganó el Globo de Oro al mejor actor revelación y fue nominado al Oscar al mejor actor secundario.

A continuación reproducimos la célebre escena de El beso de la muerte.

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Richard Widmark- Otro grande del cine que se ha ido

Desgraciadamente tenemos que hacernos eco de otro vacío que deja la muerte en el mundo del cine. 

Richard Widmark, falleció el lunes pasado en su casa de Roxbury, Connecticut, a la edad de 93 años, tras padecer una larga enfermedad.

Un actor de corte clásico al que siempre se le ha reconocido como actor de carácter, y que protagonizó más de sesenta películas durante su carrera, encarnado a hombres rudos de controvertidas personalidades.

Su reconocimiento por crítica y espectadores, le vino ya en su primera película, en la que interpretaba a un asesino psicópata (“El beso de la muerte” -1947).

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