‘Final Fantasy X’ – Una década después, el mejor juego de la saga

No soy un gran fan de los videojuegos. Aunque todos los meses suele caer alguno, es más para mi novia, una jugosa empedernida que se conoce todas las franquicias, personajes, técnicas, compañías, motores gráficos y noticias relacionadas con toda la industria. Sin embargo, esto no quiere decir que de vez en cuando no encuentre juegos increíbles que te atrapan por completo, y si logran engancharme a mí, que padezco de una incapacidad crónica para concentrarme en lo que me aburre, tienen que ser muy buenos.

Portal, Uncharted o los Final Fantasy son algunas de esas franquicias que han logrado tenerme entretenido frente a la pantalla en los últimos años. En el post que nos ocupa, nos centraremos en la saga de RPG japonesas que hace años marcó una revolución pero que desgraciadamente se ha prostituido hasta límites inimaginables, mutilando su propia idea y estirándola hasta que ya no da más de sí. Pero también hablaremos de uno de sus mayores aciertos en su larga historia, la décima entrega protagonizada por un jugador de Blitz egocéntrico y un mundo asolado por la muerte llamado Spira.

La estupidez de la semana: destrozando el Last Story

 

Pues sí «hamijos», aunque la tontería de la semana es la declaración de nuestro vicepresidente del gobierno acerca de que internet es el responsable del terrorismo internacional, he decidido pasar de dar más importancia a los inútiles que gobiernan España para hablaros de un friki japonés, que no es menos triste pero al menos resulta inofensivo. Yo no estoy de acuerdo en que el mundo se haya vuelto más peligroso en las últimas décadas, ni que la gente se haya vuelto más estúpida, lo único que pasa es que ahora con una web-cam todo el mundo puede comprobar en cuestión de segundos lo estúpido que eres y, de paso, arruinarte la vida en el proceso. Pero para entender la tremenda estupidez que vamos a presenciar es preciso que os ponga en antecedentes para todos aquellos que no conozcan uno de los videojuegos más esperados en Europa, el ‘Last Story’.