
Admitámoslo: todos, al oír hablar de cine en tres dimensiones, hemos pensado cómo funcionaría eso en una película pornográfica. Cuanto antes lleguemos a la conclusión de que el cine para adultos tiene mucho que decir en ese campo, antes podremos comprender películas como ‘Sex & Zen’, una superproducción asiática (cómo no) y que presumía de ser la primera película X en tres dimensiones de toda la historia. Cosa que, por otro lado, no termino de creerme, ya que hay un montón de producciones, incluyendo el cine erótico de Tinto Brass, que están sumándose al carro de lo tridimensional y tengo constancia de que ese formato ha sido utilizado con fines eróticos desde sus comienzos, en el siglo pasado.
El cine X ha pasado de ser un género donde se muestra al ser humano con toda su crudeza (al poder ver sus momentos más íntimos) a ser un medio que busca proporcionar placer al espectador. Las tres dimensiones, por tanto, serían un buen método para intentar que éste se introdujera (no hagamos chistes, que somos mayorcitos…) en la escena. Ya sabéis de sobra lo que opino del 3D, y aunque muchos están esperando que actrices como Sasha Grey salgan de la pantalla y se sienten en tu sofá, la realidad es que como mucho habrá grandes planos forzados para que el «trasto» de Nacho Vidal quede justo ante ti. Pero si hablamos del mercado asiático, las películas como ‘Sex & Zen’ son un derroche de efectos especiales, dagas voladoras, ropajes al viento y demás parafernalia efectista que puede llegar a resultar risible o un poquitín ridícula, como podéis ver en el tráiler de la película y dar fe de esa falsa mojigatería dulzona que la chica del final muestra estirando la mano hacia un primer plano.
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