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Los Hermanos Marx IV – Y llegó Chico
Publicado por Briony en Biografías, Dossier el 19 agosto, 2011
Arthur (Harpo), Milton (Gummo), Leonard (Chico) y Julius (Groucho)
En 1909 Chicago era la segunda ciudad, tras Nueva York, donde se desarrollaba el mejor vodevil del país, pero el número (rebautizado) Las seis mascotas de Minnie Palmer no tuvo demasiado éxito en su debut. La tía Hannah, además, llegó a la conclusión de que no servía para trabajar encima de un escenario y abandonó la obra al igual que la propia Minnie que lo que sí hizo fue cambiar su apellido por el de Palmer.
Los Hermanos Marx III – Pisando un escenario
Publicado por Briony en Biografías, Dossier el 17 agosto, 2011
La primera vez que uno de los Hermanos Marx entraba en contacto con «el mundo del espectáculo» se produjo en los primeros años del siglo XX. Leo (Chico), que cambió su nombre por el de Leonard, se ganaba la vida tocando el piano en cines, salas de baile y bares. A veces, Adhie (Harpo) le sustituía porque ambos eran muy parecidos físicamente.
Milton (Gummo) sería el siguiente en la lista, pero esta vez sí pisó un escenario aunque con resultados bastante catastróficos. El tío Heine, el otro hermano varón de Minnie, sentía cierta envidia del triunfo de Al y decidió probar suerte como ventrílocuo con el nombre de Harry Shean. El problema era que el bueno de Heine, además de ser completamente sordo, no tenía talento ninguno para dedicarse a tan noble oficio e ideó un “sistema” para salir airoso en sus representaciones: metió al pequeño Milton dentro de un muñeco hueco. En una actuación pensó que sería una buena idea pinchar con un alfiler al supuesto muñeco para probar que, efectivamente, era inanimado. El pobre Milton colocaba sus dos piernas en una de las del muñeco, pero su tío clavó el alfiler en la pierna que no era y el niño salió corriendo presa del dolor. Ahí terminó la carrera artística del tío Harry.
Los Hermanos Marx II – Los primeros años
Publicado por Briony en Biografías, Dossier el 16 agosto, 2011
En 1900 los integrantes de la familia Marx Schoenberg que vivían en el 179 de la calle 93 Este eran Sam, Minnie, Leo, Adolph (al que llamaban Adhie), Julius Henry y Milton y los abuelos maternos Levy (que a veces aparece como Louis o Lewi) y Fanny, conocidos familiarmente como Opie y Omie. Y Herbert nacería un año después…
Sam Marx intentaba sacar a flote a su numerosa familia trabajando como sastre, aunque se cuenta que sus cualidades para llevar a cabo dicho oficio no eran muchas y tampoco era demasiado currante. Según Groucho era muy sencillo reconocer por la calle a los clientes de su padre porque llevaban pantalones “con una pernera más corta que la otra” o chaquetas con “una manga más larga que la otra”. Sin embargo, donde Frenchy destacaba era en la cocina lugar, en boca de Harpo, en el que “era un auténtico mago”. De hecho, eran famosas las comilonas que preparaba para conquistar a los agentes teatrales. La otra afición del bueno de Sam era el pinacle, afición que heredó su hijo Leo con nefastos resultados en el futuro.
Los Hermanos Marx I – Todo empezó…
Publicado por Briony en Biografías, Dossier el 15 agosto, 2011
Cuando en 1929 Chico, Harpo y Groucho rodaron Los cuatro cocos, los inimitables cómicos pasaban ya de los cuarenta. Estaba claro que su fuerza, agilidad y ritmo frente a las cámaras iría languideciendo lentamente privándonos de disfrutar de su maestría mucho más tiempo. Pero los Hermanos Marx no comenzaron su carrera artística en ese momento, sino que llevaban muchos años paseándose por los teatros de toda norteamerica antes de irrumpir en el mundo del cine.
Gamberros, ingeniosos, irreverentes, surrealistas y geniales, estos neoyorkinos de origen alemán revolucionaron el mundo de la comedia y su influencia continúa más viva que nunca.
Porque se les echa de menos, porque puedes ver cien veces a Groucho y a Chico diciendo aquello de «la parte contratante de la primera parte» y seguir riéndote, porque nadie nunca tocará el arpa (y la bocina) como Harpo y porque Gummo y Zeppo también merecen un lugar en la historia, bien vale la pena recordar su vida personal y profesional.
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