Star Wars : The Rise of Skywalker – Una reseña con SPOILERS

Hace mucho tiempo, en una galaxia lejana, hice un largo especial sobre casi toda la saga de Star Wars. Tras el largo periodo de inactividad de este blog, sé que me falta por publicar sobre The Last Jedi y The Mandalorian, pero me vais a disculpar si hago un salto y empiezo por el final.

El reciente estreno de The Rise of Skywalker pone punto final a los nueve episodios ideados por George Lucas allá por el año 1975. Que se parezcan o no a lo que él tenía en mente es irrelevante, ya que todos sabemos que fue improvisando a lo largo del camino. Lo importante es que lo que empezó como una película de bajo presupuesto se ha convertido, cuatro décadas después, en un pilar de la cultura mundial y casi una religión. Hacerse cargo de ella no es fácil ni debe tomarse a la ligera, y hoy, Disney se lo jugaba todo. Su inversión debía resultar rentable, su historia debía llegar a su final y la guerra más famosa del cine tenía que acabar de una sola manera: la victoria.

 

Ahora vamos a ver si lo han conseguido.

 

Con doce o trece años, yo ya rebuscaba en internet las sinopsis e ideas para aquella mítica tercera trilogía. Las Guerras Clon y la inminente caída de Anakin Skywalker en el Lado Oscuro eran geniales, pero todos echábamos de menos a Han, Luke y Leia, y sabíamos que iban a volver. El esperado letrero de Episodio IX era un sueño que nunca llegaba.

Tras La Venganza de los Sith, Lucas se hartó del mundo y se negó a continuar rodando. Se jubiló discretamente, pero no sin antes, como todo buen magnate, vender la empresa que había creado, y que contenía los derechos de sus películas y personajes. La compradora fue Disney, que además, se encontró con un regalo: Lucas había desempolvado su máquina de escribir, sus famosos folios amarillos, y había sentado las bases de su última trilogía. Creó los personajes y la historia básica de las siguientes películas. Se ofreció incluso a dirigir el Episodio VII, y luego dejar a la casa de Mickey Mouse crecer desde ahí. Pero Disney no estaba interesada. Cogieron sus notas, sus ideas, y las reemplazaron por lo que pensaban que necesitaba el mundo moderno. Los “fans”, como dijeron.  El resultado fue un remake encubierto titulado The Force Awakens, donde Han Solo, viejo y triste, era asesinado por su hijo, Kylo Ren.

En cuanto a The Last Jedi, poco más hay que decir. O la amas, o la odias. Cortó las preguntas, los misterios y al Líder Supremo Snoke por la mitad, dejándonos con una película que a día de hoy es completamente prescindible.

 

Y eso es porque, haciendo caso a las malas críticas, J.J. Abrams ha eliminado casi por completo lo que hizo Rian Johnson. Tirando de retcon, ahora todo parece más familiar, más simple y más infantil, en una película que empieza a tiros y continúa así durante gran parte del metraje, consciente de que tiene que ser espectacular.

Lo primero que nos sorprende es que la revelación de que Palpatine esté vivo aparece en los créditos iniciales. No hay misterio, ni tampoco explicación. El Emperador parece habitar un mundo inhóspito donde ha construido una gigantesca armada Sith, esa que nos anunciaron en oleadas de merchandising pero que vamos a ver muy poco en pantalla. Con un diseño de producción muy cuidado y una fotografía fantasmagórica, nos enteramos de que ha sido Palpatine quien ha seducido al joven Ben Solo. Él ha sido “todas las voces que han sonado en tu cabeza”. Nos cuentan también de dónde salió Snoke, al que vemos dentro de un tubo de clonación. Es una no-respuesta, por así decirlo, que termina de degradar al personaje.

Pero poco tiempo tenemos para pensar, ya que hay un montón de escenas de acción en la que vemos a Poe Dameron a mandos del Halcón Milenario. La acción es tan trepidante que todos nos damos cuenta de que queremos que nuestros personajes hablen o interactúen entre ellos. Hay una gran química entre Finn y Poe, muy poco explorada en esta trilogía, y que debería haber dado más de sí. En cuanto a Rey, sigue siendo la Mary Sue que conocimos, al menos al principio. Su personaje va a alcanzar por fin algo de profundidad, pero repito, es demasiado tarde.

Lo que realmente hacemos todos a estas alturas es fijarnos en las escenas recuperadas de Carrie Fisher. Disney anunció que no iba a digitalizar el rostro de la actriz para completar el rodaje tras su inesperado fallecimiento, pero como ya sabemos, todo eso es una enorme mentira. Eso no quita el enorme trabajo de edición que logra que sus frases y escenas queden bien encajadas, interactuando tanto como su hija en la vida real, como con el resto de personajes. Leia ha sido el personaje damnificado de la saga, poco explotada por autores masculinos que se centraron más en Han, Vader y Luke, que en el enorme potencial de la general y princesa de un pueblo aniquilado por su enemigo y padre. Por supuesto, Leia fallece a media película, y cuando lo hace, nosotros, como espectadores que llevamos tanto tiempo a su lado, nos damos cuenta de que se trata de algo más. Que no nos estamos despidiendo de una princesa de ficción, sino de la nuestra y real, de Leia, y Carrie. Su muerte queda insertada en la saga, haciendo que con su último suspiro, Kylo Ren pierda la poca concentración que le queda, siendo herido por Rey.

General Leia Organa (Carrie Fisher) and Rey (Daisy Ridley) in STAR WARS: EPISDOE IX

Es un detalle muy interesante, porque cuando Leia muere, Rey cae desolada al sentir su vacío en la Fuerza. Pero también lo hace Kylo Ren, que de pronto se queda sin energías. No es tan malvado cuando vemos cómo no es capaz ni de reaccionar. A pesar de los flojos que son los personajes en esta trilogía, Adam Driver ha resultado ser lo mejor de la misma. Interpretar al hijo de Han y Leia, el primer alumno de Luke Skywalker, el nieto de Darth Vader, el Elegido, y que no puede soportar tanta presión, es todo un reto, y él lo supera. Mucho más flojo está John Boyega, que es simpático, pero no tiene mucho que hacer más que lanzar ¡Wow! al aire tras cada imperial derrotado. Y luego hay personajes que no pintan nada, como Zorii Bliss, o Rose Tico, relegada a un segundo plano tras lo poco que gustó en The Last Jedi (bullying incluido). En cuanto a C-3PO, sabemos que Anthony Daniels había sugerido que mataran a su personaje, viendo el poco juego que le habían dado en la trilogía. Aquí podemos volver a verlo como en los viejos tiempos, siendo un gran acierto. Lástima que todo aquello que nos gustó de la trilogía original, y la principal razón de existir de estas películas, esté tan desaprovechado. Lando Calrissian es otro buen ejemplo, reducido a un agradable cameo.

 

Pero hablemos de Rey, a quien muchas veces se ha tildado, y con razón, de ser un personaje aburrido, soso, y que intuba el feminismo en la saga. Por supuesto que usar a una mujer, un hombre negro, un latino, una asiática y un beso lésbico en algún momento fue una decisión deliberada, y por tanto, quizá algo forzada. Las historias se cuentan muchas veces desde el punto de vista masculino (a Leia me remito una vez más), pero cuando eliges una mujer por razones sociales, de pronto puedes verte con miedo a que ese personaje feminista y perfecto cometa errores. No quieres hacerle arrogante, no quieres hacerle dudar, no quieres que sufra violencia o desesperación, más de la justa. El resultado es un personaje irreal, tan increíble que no se puede empatizar con él y que, sus perfecciones se conviertan en una diana. Rey no es perfecta porque los guionistas crean que las mujeres son mejores que los hombres. Lo es porque al intentar crear un icono femenino, lo sobrecargaron. Es piloto, Jedi, luchadora, capaz de valerse por sí misma, experta en arreglar androides, y no necesita ni una sola sesión de entrenamiento para acabar con la guardia roja del Líder Snoke. Lo que en The Force Awakens podía pasar (En su lucha con Kylo Ren, éste está herido y no intenta matarla), se convierte en risible cuando ella solita es capaz de acabar con todas las amenazas que se le pongan por delante. No existen los inevitables fracasos que le impulsan a seguir adelante. Pero aquí, su perfección empieza a jugarle malas pasadas. Su relación con Ren, incluyendo ese poder nuevo en el que son capaces de transportar materia a través de la Fuerza, nos explica que ambos están unidos por un vínculo especial. ¿Cuál es el propósito de ese raro festival que vemos en el desierto? No lo sé, ni creo que le importe a Abrams. Lando estaba allí de paso.

En cuanto a Luke, sí que reaparece como espíritu en la Fuerza, haciendo todo lo que Johnson no quiso. Ejerce como maestro y repite la escena del rescate del Ala X en el mar. George Lucas dijo que su saga era como poesía, pues todo se repetía y nos encontrábamos con escenas similares en otros contextos. Y si no, Abrams se encarga de decirnos que el sable láser de un Jedi debe ser tratado con más respeto, por si acaso nos seguía doliendo que Johnson lo arrojase desde lo alto de un precipicio.

Lo único que nos queda hablar, por tanto, no es de las espectaculares escenas de batalla, y donde Rogue One sigue siendo la mejor de la época Disney. Aquí no nos importa demasiado lo que ocurra con los personajes, y la masiva flota Sith no pinta nada en la historia. Hablemos de Palpatine, que todo fan sabía que no había muerto. ¿Cómo vuelve? No nos importa. ¿Cuál es su propósito? El de siempre, aunque parece haber algo de confusión respecto a un ritual, y buscar que Rey le asesine para poder así introducirse dentro de ella y vivir como el espíritu de todos los Sith. La multitud de figuras encapuchadas no nos dice gran cosa. ¿Son siths presentes o pasados? ¿Estamos viendo las almas de Darth Maul, El Conde Dooku, Darth Bane… y todos los demás? Solo sabemos que a estas alturas, la redención de Kylo Ren es más que evidente, y que la escena más interesante es cuando el mismísimo Han Solo aparece una vez más, para rescatar el alma de su hijo. Sí, Harrison Ford aparece en una escena de The Rise of Skywalker, y el fan medio lo sabía desde el triste fallecimiento de Carrie Fisher en 2016. Ante la falta de personajes clásicos, el suyo es uno de los que más ilusión nos hace recuperar, aunque sea pleno fan service, y repitiendo frases legendarias. Su caricia en el rostro de su hijo, el mismo lugar donde él se despidió en el Episodio VII, y el mismo lugar donde la cicatriz marca la primera de sus fisuras emocionales, es suficiente para que perdonemos la mayoría de los deslices que hemos visto hasta ahora. El Flashback donde intentan compensar años de abandono en el tema de los poderes Jedi de Leia es mejorable. Pero al menos, le hemos entregado una espada.

El enfrentamiento final entre Rey, Ben y el emperador no está tan cargado de emoción como esperábamos. Es espectacular, sí, y quizá un poco pasado de rosca. Es como entrar en las profundidades del Universo Expandido, con un Palpatine todopoderoso, encarnación del Mal y decrépito, asolando flotas enteras. Lo realmente interesante es que por fin alguien ha cogido su genial diálogo de La Venganza de los Sith para justificar tanto su resurrección, como lo difíciles de matar que son los Sith: “El Lado Oscuro de la Fuerza es un camino que puede aportar ciertas habilidades que muchos no dudan en calificar de antinaturales”.

The Rise of Skywalker hace honor a las precuelas, tanto, que al final, cuando nuestra heroína Rey muere, es Ben Solo, nuestro villano reconvertido en héroe (atentos a cómo cambia hasta de vestuario) quien recurre al viejo truco de Darth Plagueis para devolverle a la vida. En su momento, Palpatine resucitó a Anakin en la orilla de aquel río de Mustafar arrebatándole la vida a Padme (de ahí que los médicos no supieran por qué se estaba muriendo, llegando a decir que fue de “pena”). En esta ocasión, Ben sacrifica su propia existencia por la de Rey, porque es el villano, porque es más simple, porque no podemos permitirnos que el genocida continúe con su existencia, y porque Kylo Ren era un personaje que desde el principio fue ideado para caer, levantarse, y morir. No hay grises en esta historia. El hijo de los buenos se convirtió en el malo, y la nieta del malvado Palpatine, en la heroína, formando ese díptico entre Jedis, Siths, Lado Luminoso y Lado Oscuro que tanto hemos visto. Saber que Palpatine tuvo un hijo o hija en algún momento de su vida es una concesión absurda y que no tiene nada que ver con lo que conocemos del personaje. Pero esto es Star Wars, y además, es la versión revisada y adaptada de Star Wars. Todo el mundo es familia de alguien en esta galaxia tan familiar y tan lejana.

 

El final está claro. Una vez más, la rebelión ha triunfado, y ahora parece que sí, Palpatine está muerto. Por supuesto, el emperador ya ha burlado la muerte en varias ocasiones, y a modo de los horrorcruxes de Lord Voldemort, sus clones, su esencia, y la propia esencia del Lado Oscuro, se encargarán de traerlo de vuelta en un futuro. No es tanto un recurso narrativo como la certeza de que Disney no va a dejar que Star Wars muera. No ahora que ha terminado la historia de Luke Skywalker, y ya tiene el camino libre para experimentar.

Las nueve películas están completadas. Han sido lo mejor que hemos visto, y también lo peor. Han representado cada época y cada forma de hacer cine. Desde el entusiasmo amateur de la película original (y salvado por Marcia Lucas), a la grandeza de El Imperio Contraataca o los excesos CGI de principios de los 2000 con El Ataque de los Clones. Desde la nostalgia de The Force Awakens, a los frialdad corporativa con personajes nuevos, jóvenes y guapos que reemplazaban a los viejos, cascados, infelices y con tramas absurdas y escenas donde Leia flotaba por el espacio. The Rise of Skywalker es un buffet de referencias a la saga, buenas ideas y poco argumento, con diálogos olvidables y cameos de voz solo para fans, pero que cierra una época. Disney lo intentó, y le salió bien a ratos, pero en general, no pudo repetir ni condensar lo que Star Wars significó para muchos desde aquel verano del setenta y siete. El argumento perfecto, los actores idóneos, el enfoque correcto, y un público deseoso de aventuras y escapismo.

En mi caso, soñé durante casi toda mi vida con la película que he visto hoy en el cine. Lo que he encontrado no siempre me ha gustado, pero de alguna forma, siento que Han Solo tenía razón cuando entró de nuevo al Halcón Milenario y dijo que estábamos en casa.

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  1. #1 por apertura de cajas fuertes el 24 diciembre, 2019 - 09:02

    A mi personalmente me parece inútil seguir comparandolas con la saga original. Si la primera triología que se hizo apareciera de repente ahora a muchos de los fans incondicionales no les gustaría y la juzgaría de insulsa y sin argumento. Si hablamos de los episodios 1, 2 y 3 ya ni que decir, se aleja mucho de lo que habiamos visto y nos meten mucha más política y menos batallas y peleas épicas o en naves espaciales. Ahora criticamos esta nueva saga como si fuera lo peor de lo peor. Obviamente no es lo mismo , ni puede ser lo mismo , pero no esta mal y los personajes principales están muy bien construidos.

    • #2 por Carlos Martín el 25 diciembre, 2019 - 03:18

      Creo que Kylo Ren es el mejor de todos. A los demás les ha costado un poco «arrancar». Y eso se nota en el resultado final. La trilogía original también tenía sus grandes defectos. Lo que pasa es que logró superar el paso del tiempo, la que quizá sea la prueba más difícil de todas.

  2. #3 por Didier Chavier el 25 diciembre, 2019 - 02:44

    no me gustó la película para nada…muchas vueltas y acciones que solo se hicieron para extender la trama…hubo un momento que no sabía en verdad por qué viajaban de planeta en planeta. En verdad la película se iba desinflando a cada momento, quedando en bonitos efectos. Creo que Disney trata de agradarle a todos pero al final se devía del tema principal, imagino que un ejecutivo está con una lista revisando la película: mujer (listo), negro (listo) trigueño con aspecto latina (listo), momento gay (listo), «ya no tenemos minorías que protesten», dirán.
    En fin ratifico que lo único salvable fuera de la trilogía original es Rogue One

    • #4 por Carlos Martín el 25 diciembre, 2019 - 03:15

      Creo que el mayor problema de la peli es que van muy rápido a todas partes y en realidad, no ocurre nada. Los personajes son lo menos trabajado, y eso es un crimen.

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