Las mejores fotos de… Mariano Rajoy

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Antes de que me preguntéis qué hace esto aquí o si soy seguidor de un hombre con más amigos en la cárcel que El Vaquilla, voy a aclararos que desde hace algún tiempo estoy haciendo un breve repaso a la fotografía de grandes líderes y políticos, espcialmente la de tipo propagandístico. Antes de llegar a Hiter, con su estrafalaria forma de dar discuros, o Stalin, especialista en manipulación fotográfica, he analizado a Barack Obama y su perfecta imagen pública, a Vladimir Putin y su exagerada propaganda masculina o a los líderes de Corea del Norte que se rodean de multitudes que lloran estasiadas por su mera presencia. La razón por la que hago esto es porque la fotografía no me parece simplemente una categoría más en la próxima ceremonia de los Óscar, y muchas veces sirve para transmitir ideas o valores, por lo que es un recurso muy útil para gobernantes.

Fascinado por la comparación entre Obama y Putin, resulta muy curioso enfrentarse por primera vez a un político español como el actual (aunque no por mucho tiempo) presidente del gobierno. Al hacerlo, como ya han hecho otros blogs y páginas con gente mucho más experta en fotografía que yo, todos han llegado a la misma conclusión: Que los políticos españoles necesitan mejores fotos.

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Da igual si el político en cuestión nos parece un ser humano despreciable. En lo que me fijo ahora es en su imagen personal y en el control que ejercen sobre ella o cómo ayuda a sus fines. Obama se muestra como capaz de todo, pero también humano, curioso y frágil, Putin quiere dejar claro a Occidente que él solo sería capaz de acabar con el terrorismo, y Mariano Rajoy, en el otro extremo, parece para nada interesado en cómo se le fotografía, lo que ha hecho que un tipo con una cámara sea su peor enemigo.
Como ya han dicho en muchos otros sitios, a los políticos de este país no le interesan demasiado los fotógrafos. Algunos se han quejado en varias ocasiones de las pocas libertades que tienen cuando trabajan, o el miedo de los mandatarios españoles a abrirse a los medios porque les pillen con la guardia baja. La mejor prueba es el propio Rajoy, que ni siquiera ha sido capaz de dar la cara durante su propia campaña electoral. Los mítines sencillos han demostrado ser para él ya una fuente de momentos vergonzosos, así que se ha negado a participar en los grandes debates amparado por la seguridad de que su partido ganaría las elecciones. Y es lógico. En este país hemos vivido mucho tiempo con un sistema bipartidista en el que saltábamos de un partido al otro cuando pedíamos un cambio. Rajoy, por tanto, no ha ganado por méritos propios sino porque ha aguantado el tiempo suficiente como para que por fin le tocase a su partido (que no a él). Pero ahora, el político gallego es una especie en peligro de extinción y puede que estemos presenciando sus últimos días en política. Con la entrada de nuevos frentes el sistema ya no será igual, y se nota la falta de experiencia de esta gente a la hora de negociar cuando vemos el circo mediático que Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias están montando en televisiones y periódicos. Rajoy por tanto no tiene que competir, así que descuida elementos tan importantes como su imagen personal o el mensaje que quiere transmitir a los votantes.

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¿Cuál es, por cierto? ¿Qué es lo que él promueve? No tiene un slogan (ya hemos visto lo bien que se le da hablar en público) ni carisma, y provoca rechazo entre la mayoría de sus ciudadanos. Y sin embargo gobierna porque su partido siempre cuenta con una mayoría aplastante, la prueba de que España parece no haber avanzado mucho. O que a la hora de votar siempre son los mismos los que, tras salir de misa y antes de ir a los toros, pasan por las urnas mientras los contrarios despotrican en internet. Lo que le queda a la gente es regodearse con sus defectos, la parodia, pues, nada más español que eso. Por eso, Mariano Rajoy sobrepasa a Vladimir Putin en la cantidad de montajes y memes que se hacen con sus fotografías. Pero la verdad es que las propias instantáneas parecen empeñadas en mostrarnos a Rajoy como un hombre perdido, tonto o directamente inútil.
Eso no quita, como podéis ver sobre este párrafo, que haya buenos ejemplos de una fotografía periodística bien hecha e iluminada, pero lo que prima,son sus expresiones de desconcierto, sus muecas y su aspecto de no saber muy bien dónde se ha metido. Incluso una de sus notas muestra cómo escribió YO en grande junto a la palabra presidente. Quizá para no cometer de nuevo el lapsus de llamar así a su principal rival en la oposición.

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Sentado junto a sillas vacías o mirando en direcciones contrarias a las de sus problemas soberanistas, las fotografías de Rajoy no indican lo que ocurre, lo representan. Rajoy está aislado del mundo exterior retratado a través de un televisor de plasma con el que se muestra a los medios, que por tanto buscan casi siempre sacar su peor lado, sin miedo a ridiculizar o manipular la situación. Hace días pudimos ver cómo en las negociaciones con Pedro Sánchez, se volvió famosa la fotografía que podéis ver más abajo y que le muestra negándole el saludo a su contrincante. Mientras Sánchez le tiende la mano, símbolo de la búsqueda de pactos con todos los frentes, Rajoy se cruza la chaqueta en una prueba del orgullo que todos sabemos, les va a llevar a la caída. El único problema con esa fotografía es que está tan llena de mierda como todos los periódicos españoles, pues como podemos comprobar en el vídeo del encuentro, se trata en realidad de un malentendido. Antes de la reunión en sí, siempre se posan para los medios dándose la mano y sonriendo a las cámaras. Pero en esa ocasión no sabían dónde. ¿Ahora o a medio camino? ¿O lo dejamos para después? Por mucho que les duela admitir a algunos, ahí no hay ni arrogancia ni descuido. Simplemente un momento oportunamente cogido, como muchas de las otras imágenes en las que cuando se reune con Rivera o Iglesias, casi parece él ser el invitado y ceder el control, como demuestra la arrogante pose del líder de Podemos. Lo mismo ocurre con sus encuentros con Barack Obama, que le muestran mirando para otro lado (detalle curioso, mirad a Pete Souza, el fotógrafo oficial del presidente americano) o incluso haciendo un facepalm que no tiene pinta de ser muy genuino.

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El problema una vez más es que cuesta saber si ese facepalm es real o está realizado con Photoshop, como parece muy probable por la postura del cuello. Pero me he dado cuenta de que es muy difícil encontrar buenos ejemplos de fotografía de este hombre. Es más probable encontrar memes, montajes o viñetas humorísticas, tanto que para encontrar las originales he tenido que poner todo tipo de búsquedas en Google. “Mariano aburre”, “Mariano se esconde”, “Mariano ola ke ase”, “Mariano feo”, “Mariano estúpido” e incluso, he tenido que buscar en twitter “a ver qué me cuenta el soplapollas este” porque sabía que hace meses compartí una imagen con este título que no llegaba a encontrar en Google. Él no controla las imágenes que lanza. Ni siquiera cuando intentan repetir el esquema de Obama de mostrar la vida diaria de los políticos y sus encuentros más cercanos y “campechanos”, evitan fracasar estrepitosamente. Porque no interesa ver a un político comiendo en un restaurante barato para dar la sensación de que es cercano. Necesitas una imagen de calidad. Y si nos fijamos en la foto que comparte con Sarkozy, nos damos cuenta de la postura forzada de Rajoy y sus descomunales manos, fruto de la distorsión del objetivo. O de la cara de pena del rey Juan Carlos en una esquina de la foto. Lo que tenemos aquí no es más que un disparo en el propio pie del equipo de gobierno, que intentan mostrar a todos los presidentes de nuestra democracia siendo capaz de dejar al lado las diferencias en pos de un bien mayor, pero que dan al público la impresión de que son un grupo de mafiosos sentados alrededor de una mesa y tus votos no importan mucho.
Por tanto, la lección que podemos aprender de Mariano Rajoy no es sólo que un líder puede serlo sin tener ningún tipo de aptitud para el cargo o mensaje que lanzar, sino que en este país, incluso el hombre más inculto y desubicado puede ser el que dirija España mientras los ciudadanos lo único que hacen es bromas y chistes sobre su aspecto ridículo, siendo además la mejor arma del propio Rajoy, pues mientras exista photoshop, no parece necesario luchar contra su gobierno.

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(Fijaos en lo perfectamente alienadas que están las bicis, casi como si en realidad no hubiesen peladeado ni un metro y sólo estuviesen ahí para la foto)

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  1. #1 por Vini el 21 febrero, 2016 - 17:53

    Están muy bien estos reportajes. Este en concreto por la parte que nos toca como españoles esta genial. Como siempre muy buen trabajo. Enhorabuena. Un saludo.

  2. #2 por supertramites el 23 febrero, 2016 - 12:30

    El pobre de Rajoy siempre ha tenido un departamento de marketing político desastrosos…Se acuerdan de la «Niña de Rajoy » esa burda copia de la estrategía de Obama para explicar el cambio climático… Creo que el único que tiene una imagen bien cuidada es el antiguo presidente de Extremadura…en lo que a marketing se refiere…en idearios y en política prefiero no entrar. me ha encantado la foto de la tribuna y el hombre de rastas jejeej curioso …

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