‘Creed’ – El alumno de Rocky Balboa

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Hace mucho tiempo, Stallone pensó en matar a Rocky Balboa.Iba a haber sido en la quinta película, esa que tanto repudia, para acabar por fin con el personaje. Pero haceuna década, cuando su protagonista se negó a ingresar por completo en la liga de la serie B, decidió subirse al ring una vez entregándonos una de sus mejores películas y de paso, dándole oxígeno a todos los carcas del cine de acción. Sé de lo que hablo. Fueron mis primeros artículos en esta web hace ya siete años.
Esta especie de revival de las estrellas del cine de acción tuvo su máximo expendor con The Expendables, una trilogía muy decepcionante tras la que esta nueva era parece haber terminado. Y en una etapa de sus vidas en las que los actores han hecho de todo, triunfando, fracasando y regresando a lo más alto, sólo les queda una cosa: pasar el testigo a la siguiente generación.
Precisamente de eso va ‘Creed’.

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La cinta de 2006 me parecía un buen cierre para Rocky Balboa, emocionante y con un Stallone en estado de gracia que sabía de dónde procedía su historia y la llevaba a su lógica conclusión. Pero cuando le propusieron un spin off centrado en un nuevo boxeador, un hijo bastardo de Apollo Creed (su rival en las primeras cintas y posterior amigo que moriría en el ring al enfrentarse a Ivan Drago), se negó. Al final accedió y no por el dinero, sino porque su agente le digo que para ser Rocky, nunca imaginó que fuese una nenaza. Y es la mejor decisión que ha tomado en mucho tiempo porque aquí estamos, con un Globo de Oro bajo el brazo y serias opciones para ganar un Óscar.

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Pero Creed no trata de Rocky sino del personaje de Michaerl B. Jordan, un chico que puede convertirse en una estrella a pesar de fracasos como el de Fantastic Four si sigue por este camino. El joven Creed no conoció a su padre y tiene un gran deseo de triunfar y demostrarse a sí mismo que no fue un error. Para eso, pedirá ayuda al único hombre que sabe que puede convertirle en un campeón, y que no es otro que la vieja leyenda del boxeo, ahora más retirado que nunca. Aunque parece que estamos frente a un nuevo capítulo de nuestra serie de televisión favorita (Rocky se presenta como si acabásemos de ver la película anterior hace cinco minutos), Creed es un tipo de cinta muy diferente que no se conforma con ser una nueva versión de algo que ya vimos. No quiere ser un ejemplo más de esas películas que se ruedan una y otra vez con títulos distintos sólo porque la dinámica funcione. Quiere hacer algo novedoso en un campo donde todos sabemos qué escenas va a haber y hasta cómo va a terminar, así que se aferra a lo que tiene: al drama y la buena factura técnica que nos da un espectáculo muy entretenido. Sigo pensando que el aire realista de los combates en Rocky Balboa le venía mucho mejor que algunos juegos de cámara que hacen aquí, quizá porque cuanto más “real” parece la dirección, más nos duelen los golpes. Creed necesita ese aire urbano que tan bien recuperó Stallone cuando se dejó de rusos gigantes y robots parlantes de Rocky IV, y aquí lo hace a la perfección.

Y aun así, el mayor problema de esta película es que cada vez que aparece Rocky en la pantalla no podemos dejar de mirarle y no porque estén prostituyendo al personaje en busca de arrastrar al público a las salas. Al contrario que Han Solo en Star Wars, no parece que aquí la gente vaya a hacer cola en los cines para verle una vez más, por lo que el personaje puede permitirse estar de paso, dejar espacio para que Creed se extienda, pero sin sentirse del todo desaprovechado. Su envejecimiento y problemas de salud (que ya conocemos todos porque el propio Stallone le hizo una foto al guión antes de rodar que compartió en Twitter), le dan al actor la oportunidad de realizar una de sus mejores interpretaciones, esa que hace que se codee con Christian Bale y Tom Hardy. Quizá porque aunque haya quienes jamás le admitan como actor serio, la experiencia es un grado.

No sé si Sylvester Stallone se merece un Óscar por Creed. Para eso debería ver las otras cuatro películas que también están nominadas y a los actores que participan en ellas. Lo que sí sé es que si se lo lleva, no será tanto por esta actuación en concreto sino en homenaje al personaje de Rocky Balboa, que apareció por primera vez en 1976 con un sombrero y chaqueta de cuero y que se convirtió en un icono del cine por mucho que haya quienes consideren este tipo de películas poco menos que insultos al séptimo arte. Rocky, o Rambo, o Terminator, o Han Solo son personajes de la cultura popular, de una que no emana de las enciclopedias ni de las serias novelas escritas por filósofos, sino que sale de los multicines o las reposiciones de televisión, directamente al público. Son miembros de ese club mucho más cercano que sube las escaleras de Philadelphia con los brazos en alto y que se quedan con nosotros durante generaciones. Da igual que haya elitistas empeñados en criticarnos por ello. Rocky es un gran personaje que en esta cinta ha sido llevado hasta su tercera edad con oficio, honestidad y cariño, y el apego que tiene el público por este tontorrón balbuceante es algo que a muchas grandes obras del neorrealismo italiano le falta. Así que mientras no estoy del todo convencido de que se lo vaya a llevar, ni tampoco de que Stallone vaya a verse jamás en una situación similar, parece que está alcanzando el momento en que Hollywood le reconozca por fin el mérito por lo que ha hecho, no tanto por un papel en concreto, sino por su carrera en conjunto. Aunque muchas veces parezca que sólo sabía interpretar un personaje.

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  1. #1 por Crain el 30 enero, 2016 - 23:56

    Y dale con la gilipollez del Oscar como homenaje. Para eso ya está el puto Oscar honorífico. El Oscar a mejor actor se le da (o se le debe dar) a quién haga la mejor actuación del año, sin importar si ha tenido una carrera distinguida o una llena de bodrios. Joder.

    • #2 por Carlos Martín el 31 enero, 2016 - 00:24

      Sé distinguir enrte las categorías de Óscar honorífico y Óscar a mejor actor de reparto. Y sin embargo, Rocky Balboa es un personaje tan famoso y cercano que cuando se valora esta película, se hace teniendo en cuenta las anteriores. No en cuanto a la calidad de las películas, sino a la evolución e impacto del personaje. Nos duele ver a un Rocky más anciano y enfermo porque nuestra conexión con él ya viene de largo. No sé si Stallone se merece el Óscar sólo por su trabajo aquí, o si su nominación viene ayudada del tremendo impacto de Balboa como personaje en sí, en su conjunto, haciendo que éste epílogo signifique más de lo que parece.

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