Antes de que empecemos con la producción de La Jungla de Cristal 6, que tiene uno de los peores argumentos posibles (no es que nadie espere a estas alturas algo bueno de la saga), vamos a recordar una película en la que he pensado mucho y de la que creo que nunca hemos llegado a hablar aquí: El Gran Halcón. Una comedia cuya idea parte del propio Bruce Willis y que cada año que pasa se convierte en una cinta más extraña.
Esta extraña mezcla entre comedia, cinta de viajes y musical (?) se centra en Hawkins, un experto ladrón que se ve obligado a robar los diarios de Leonardo Da Vinci, incluyendo un ingenio que permite convertir otros materiales en oro puro. Con esta idea mínima, lo que tenemos son giros de guión algo extraños, actuaciones exageradas y un reparto encabezado con Andie MacDowell, que van pasando por distintas localizaciones famosas y mezclan el humor más chusco con algunas cosas que casi parecen sacadas de otras películas. Lo que podría parecer una cinta de acción no lo es, lo que podría ser la representación de un gran robo, tampoco, lo que empieza como un cuento se aleja muchísimo de él, y así hasta que llegue al número mínimo de palabras recomendables para considerar este texto como una reseña en condiciones. Bruce Willis no es un extraño en el terreno del humor, pero parece que le funciona mejor cuando es mucho más sutil y casi a costa de su personaje, más que ser él el que accione la comedia. Los villanos son ridículos, y no llegamos a entender muy bien qué es lo que se supone que tiene que ser la película que estamos viendo. Se estrelló en taquilla, los razzie se cebaron con ella y está considerada una de las películas más malas y odiadas de la carrera de su actor protagonista. Y sin embargo, hay un pequeño grupo de defensores que se queda viéndola cada vez que la emiten y le tienen cariño. Simplemente porque a veces, que algo sea rematadamente horroroso no significa que no pueda entretenernos durante un rato.
Porque mirad que es mala de cojones.