Había pensado en titular esta reseña simplemente como “La hostia”, pero no es mi estilo. En su lugar he decidido explicaros que la tercera entrega de la trilogía sobre Batman de Rocksteady alcanzó su plenitud con el paso a Playstation 4. Y en realidad, este juego ha sido la razón por la que me compré la videoconsola en un pack junto con el juego. Arkham Knight no sólo es uno de los más modernos juegos a los que me he enganchado, sino que es la experiencia más realista de cómo sería convertirse en Batman, llevando a un nivel inimaginable lo que vimos en las entregas anteriores.
Y aun así, Almudena es mil veces mejor en el juego que yo.
Sí. El Joker está muerto. Y lo sabemos porque lo primero que hacemos es pulsar el botón de su incinerador. Según el comisario Gordon, el nivel de criminalidad de Gotham descendió a pesar de que esperaban lucha por hacerse con el control, pero no contaban con que el Espantapájaros iba a regresar con una poderosa toxina que amenaza con dejar a Gotham sumida en el caos. Y la forma de mostrárnoslo es la prueba de que hemos pasado a una nueva generación de consolas en la que el nivel de detalle es simplemente bestial. Huyendo una vez más de la lógica y el realismo y centrándonos en lo que las víctimas de la toxina creen estar viendo, los escenarios se desmenuzan en tiempo real y tenemos que adaptarnos a ellos, pasando del humor al terror. Ese es el punto de partida de esta ¿y última? entrega, porque no voy a contar el Batman: Origins que fue en realida una precuela desarrollada por otro estudio y que aún no me he pasado, pero que por lo visto es inferior. Prefiero ir adelante con una ciudad entera víctima del miedo y totalmente a nuestra disposición. No hay límites en el escenario más allá de los lógicos, porque aquí tenemos nada menos que tres islas a nuestra disposición, todas ellas tomadas por una milicia que opera junto al espantapájaros al mando de un hombre que se hace llamar El Caballero de Arkham. Este hombre enmascarado es quien realmente se las va a hacer pasar canutas a Batman, pues parece anticiparse a todos sus movimientos. Además cuenta con un ejército de drones que nos van siguiendo por tierra y aire, y que tendremos que detruir con el batmóvil. Por fin aparece el coche del murciélago, y su inclusión no podría estar mejor llevada. Lo que podría ser una excusa para convertirlo en un juego “de coches” se integra tan bien con el personaje que no es molesto tener que ir a por él ya que siempre acude a tu posición, o puedes manejarle por control remoto.
Todos los demás aparatos de Batman siguen apareciendo aquí, siendo todos útiles en cada momento y dándote la oportunidad de mejorarlos según acumulas experiencia, parte en la que Almudena (por si a estas alturas no os ha quedado claro, la otra redactora de este blog), siempre me supera porque es mucho más retorcida y sabe lo que quiere. Además, la experiencia también puede ganarse recogiendo los trofeos que Edward Nigma ha ido dejando por la ciudad, y con los que ella se entretiene durante horas, así que aquí también tenemos un montón de horas de entretenimiento aunque aquí hay menos objetos que encontrar en en Arkham City. En su lugar, tenemos la oportunidad de ver por primera vez a Enigma, que tiene secuestrada a Catwoman y a la que deberemos liberar siguiendo sus ridículas pruebas. Es la primera vez en toda la saga también en la que podemos controlar a otros personajes, como lo serán Robin y Nightwing más adelante.
Nunca Batman ha estado mejor acompañado. A sus dos jóvenes ayudantes (todos sabemos lo que le ocurrió a Jason Todd, el segundo Robin que fue asesinado por el Joker) también se suman perosnajes como Gordon o Bárbara, con un peso muy grande en la trama, que es el mejor uso de un guión en un videojuego que hemos tenido hasta ahora. Mientras que muchos videojuegos lo utilizaban como una excusa para ir de un punto a otro, aquí tenemos el mejor equilibrio entre cómic, película y juego haciendo que los personajes realmente tengan vida propia, y nos preocupe su destino. Logran transmitirnos sus emociones y hacernos partícipes de la trama mientras tenemos tiempo de sobra para divertirnos y pegar a los malos, o conducir el coche por las calles de Gotham acabando con hordas de drones.
En este juego no hay nada exagerado ni fuera de lugar. Todas las historias están bien conseguidas, y el juego es tan largo que todos tienen tiempo para lucirse y tener sus propios arcos, incluso Harley, que parece más desequilibrada desde que Mister J. murió, o el más sorprendente, el de Hiedra Venenosa, que se convertirá en una inesperada aliada nuestra cuando el Caballero de Arkham libere su arma secreta, el Aguacero. Cuando los malos llenan la ciudad entera de gas venenoso y vemos cómo una nube tóxica de color rojo se adueña, sin tiempos de carga, de toda la ciudad, no podemos menos que maravillarnos por lo bien hecho que está este videojuego, que se permite ir hasta el final con todas sus ideas, muchas de las cuales no tendrían cabida en el cine. Como lo es la exploración de la mentalidad de Batman y su sentimiento de culpa por la muerte del Joker, que por supuesto no puede dejar de aparecer aquí a pesar de haber desaparecido, y que nos proporciona la mejor interpretación de Mark Hamill como el psicópata favorito de todos. Apareciéndose en la mente de Bruce Wayne y siendo más puntilloso que nunca, es un acompañante constante que además nos ayuda a jamás quedarnos bloqueados en el juego. Sé que muchos se quejarán de que los videojuegos ahora son muhcísimo más fáciles que hace años, pero creo que hay que encontrar un equilibrio entre los retos y la diversión que proporcionan, algo que aquí está conseguido a la perfección.
El sistema de juego es idéntico al de las entregas anteriores con evidentes mejoras, y ahora, podemos seleccionar cuál queremos que sea nuestro objetivo, a pesar de que alguno de ellos nos dará un susto que otro. Y hay muchas historias secundarias que pueden alargar la vida del juego durante horas, desde los almacenes de armas del Pingüino a los atracos perpetrados por Dos Caras. Pero todas las subtramas quedan por debajo de la impresionante y bien ralizada historia del Caballero de Arkham, y cuya identidad es el mayor misterio del juego, que nos lleva directamente a los cómics. Gracias a las voces y a lo redondo del guión, esta es posiblemente la mejor historia que podrían haber trasladado a la pantalla, donde jugamos con los miedos, la culpa y la propia esencia de lo que significa ser el vigilante de Gotham, sin pausa para el aburrimiento.