Stephen King ha cambiado mucho en los últimos años, y sus libros son cada vez más complejos y extraños. Eso no quiere decir malos, ya que tiene auténticas joyas como Joyland, pero también monstruos mucho más compactos como este, donde un viajero en el tiempo intenta evitar que asesinen a JFK. Dejé el libro a la mitad, pero tengo pensado retomarlo, así que yo tampoco sé si lo consiguen y, por supuesto, cuáles serían las consecuencias.