¿Es sexista el traje de la princesa Leia?

Disney tiene unas reglas muy estrictas, sobre todo concernientes al lado sexual de sus producciones. Y ahora que es propietaria de Star Wars, ha emprendido una cruzada contra el aspecto que la princesa Leia lucía en El Retorno del Jedi mientras era la esclava de Jabba el Hutt. Esta noticia salta justo después de que Carrie Fisher entrevistara por teléfono a Daisy Ridley pidiéndola que defendiera su aspecto y no fuera “una esclava como lo fui yo”. Disney está eliminando poco a poco todo el merchandising en el que Leia aparece con el famoso bikini de El Retorno del Jedi, una de las piezas favoritas por las que deciden hacerse un cosplay del personaje. Además, Marvel tiene prohibido dibujar a Leia en cualquier pose mínimamente sexy y tampoco parecen muy contentos con un vestuario que ha sido identificado como machista.

Pero, ¿Es realmente sexista el traje de Leia? Carrie Fisher es una mujer muy inteligente y conoce mucho acerca de cómo funciona la industria ya que ha trabajado como correctora de guiones. En más de una ocasión ha dejado claro que Star Wars son “construcciones para preadolescentes”, así que el traje de Leia servía para reducir a su personaje a un trozo de carne para que su público objetivo, predominantemente masculino, se deleitaran. Estoy de acuerdo con ella en que Leia es un personaje que quedó muy cojo en la tercera película de la trilogía, pero no por eso sino porque la película en sí se olvidaba de los personajes. Leia descubría no sólo que Luke era su hermano, sino que por extensión era hija de Darth Vader, pero lo que tenía que ser una gran revelación para ella pasaba desapercibida. No explorábamos su forma de controlar la Fuerza ni veíamos en ella un reflejo de los estados emocionales de Luke. Pero Mark Hamill ya comentó que Lucas no estaba muy por la labor tampoco de insinuar que Luke podría pasarse al lado oscuro. Lo único relevante de la película era el primer acto en la guarida de Jabba, y sí, Leia era capturada por un esclavista con un peculiar gusto sexual por las humanoides.

El traje de Leia es sexy y está pensado para el disfrute de Jabba, pero en lugar de considerar que reduce a Leia a un estereotipo sexista no podemos olvidar que ella no necesita que la rescaten, sino que es la que acaba con Jabba, cosa que podría haber hecho incluso antes, y también quien decide irrumpir en primer lugar para salvar a Han de la carbonita. Su traje parece estar más pensado para satisfacer a Jabba que al espectador, y también para homenajear el género de la space opera en el que Star Wars tiene su inspiración, y que estaba lleno de princesas tetudas con poca ropa. Leia no está sexualizada en las otras dos películas, sino que es presentada como un personaje fuerte que no necesita a nadie. Parece que los problemas aparecen sólo por el traje, a pesar de que no hay muchos planos donde se recreen en su cuerpo.

No creo que el bikini sea sexista, ni mucho menos que tenga ser censurado por el absurdo feminismo de internet (que poco o nada tiene que ver con el feminismo real) o por la corriente de lo políticamente correcto a la que se suman muchos con las ganas de dejar claro que son los más comedidos del mundo. Incluso, que haya un personaje sexista no quiere decir que el resto de la película lo sea. Por algo Jabba es un villano despreciable. Son mucho peores algunas de las escenas de Megan Fox en las películas de Transformers, y la guarida de Jabba no tiene comparación con todas las películas en las que Zoe Saldana ha aparecido y donde siempre hay una (o incluso dos) escena en la que tiene que salir desnuda o con lencería. Incluso podríamos acordarnos del primer plano de Rosie Huntington-Whiteley en la tercera entrega de los autobots donde su primer plano consiste en que todos admiremos sus fabulosas bragas. Y mientras tanto, parece que nos olvidamos de los treinta kilos que Chris Pratt ha tenido que perder para Guardians of the Galaxy, y que era el único requisito de Marvel para darle el papel a pesar de que James Gunn estaba dispuesto a añadir pectorales con CGI de las ganas que tenía de trabajar con él. El espectacular cambio del actor parece que ha sido lo que le ha abierto las puertas de Hollywood y le ha hecho convertirse en el actor del año con Jurassic World, donde su imagen también está sexualizada. De la misma forma que le vemos casi desnudo en Guardians o embadurnado en glicerina para aparentar el sudor como hicieron con Megan Fox en su famosa escena del capó del coche. Lo mismo podríamos decir de los otros dos Chris de Marvel que han llevado su físico incluso más allá de lo necesario para interpretar al Capitán América y a Thor, y a pesar de eso, el espectacular cambio de Pratt parece ser ensalzado y celebrado.

Me cuesta creer que el traje de la princesa Leia, a la que no muchos de los fans han sexualizado por su ridículo traje de esclava en los treinta años que hace que se estrenó el Retorno del Jedi, sea de pronto algo vergonzoso mientras se ensalza producciones como Cincuenta Sombras de Grey donde se dice claramente que un hombre puede pegarte, perseguirte, espiarte y hasta darte por el culo si es rico y te compra un descapotable. Y sí, tal vez Carrie Fisher se convirtiera en un sex symbol, pero eso queda muy lejos de lo que llegó a ser deseado Harrison Ford o de los innecesarios planos de otros muchos actores y actrices que sí que han sufrido ser carne para el público. Pero lo peor de todo es que en las grandes producciones siempre hay un mensaje subliminal dirigido al espectador al hacer a sus estrellas guapas, musculosas y esbeltas, convirtiéndoles en personas agradables a la vista donde el talento muchas veces es dado de lado por una cuestión física, como quedó demostrado en el caso de Chris Pratt.

A lo mejor el problema no es el bikini o la imaginación de George Lucas, sino el público, que está deseando ver a sus actores y actrices lo más sexys posibles y que parecen haber encontrado algo sobre lo que quejarse mientras Scarlett Johansson camina por la pantalla enfundada en cuero.