Me gusta Man of Steel, y empiezo a pensar que soy de los pocos. Si bien Christopher Reeve siempre será dentro y fuera de la pantalla el auténtico Superman, la película dirigida por Zack Snyder tenía muchos puntos buenos que estoy cansado de discutir en barras de bares, cenas con amigos y hasta por Twitter. Pongámonos en situación, o sea, casi al final de la película. El general Zod quiere reconstruir Krypton sobre las cenizas de la Tierra, y Superman tiene que decidir a qué mundo pertenece, y hasta dónde va a llegar para defenderlo. Tras acabar con la última nave espacial de los Kryptonianos, Zod y él combaten hasta llegar a la estación Grand Central, donde allí, Zod le pide que llore la muerte de los débiles seres humanos que tanto parece querer. Es ahí cuando Superman le pide que pare, pero ante la negativa de Zod, Superman le rompe el cuello de una forma brutal. Si bien se ha criticado hasta cada escena de Man of Steel, que el héroe de Metrópolis se cobre una vida es algo que sigue levantando polémica, y el guionista ha salido para defenderlo:
«La forma en la que yo trabajo, la forma en la que Chris Nolan trabaja, es hacer lo que es correcto para la historia. Eso existe enteramente separado de lo que los fans pueden o no pueden pensar en el personaje. En ese caso, este era un Superman que sólo había sido Superman durante una semana. No era el Superman que conocemos por DC Cómics o el de un mundo en el que Superman ya existía. Él nunca había luchado contra nadie que tuviera superpoderes también. Y sólo había aprendido a volar unos días antes. Y está enfrentándose a un tipo que no sólo tiene superpoderes, sino que ha sido entrenado desde el nacimiento para usarlos, que existe como una máquina de matar superhumana. Que ha declarado que jamás parará hasta que destruya la humanidad. Si sacas a Superman de eso, ¿Cuál es la forma correcta de contar la historia? Creo que la forma correcta de contarla es poner a este poderoso alienígena que dice: Puedes traer de vuelta a tu raza, pero tienes que matar a la que te adoptó. La moral y horrible situación, es ponerle en una situación donde mate, sin desearlo, a la otra única persona de su raza. Coge a superman, creo que es la forma correcta de contar una historia.»
Cuando salimos del cine, hubo muchos comentarios acerca de que Superman no mataba nunca. Era una especie de verdad universal, adoptada sobre todo por películas mucho más amigables como Superman Returns. Superman es un símbolo cultural, uno de los más reconocibles. Es el hombre más bueno del planeta. Pero Man of Steel es una nueva versión. Empiezan desde cero. Superman no es ese hombre que trae esperanza a la gente simplemente porque aún no se ha hecho conocido. Y Zod es una hormiba soldado, criada para no detenerse ni rendise jamás. No hay negociación posible, así que la única forma que tiene Superman de detenerlo es matarle. Al hacerlo, no sólo acaba con un ser vivo, acaba con el último miembro de su especie. Y eso le cambiará. Como bien dice Goyer, él no es SUPERMAN, es sólo un chico que empieza a descubrirse a sí mismo. Lo que estamos viendo aquí es la serie de procesos que le convertirán en el salvador y el buenazo de la humanidad. No es un santo. Se convierte en uno. Ya vimos cómo tuvo que contenerse para no golpear a un tipo en un bar, pero después le destrozó su camión. Se trata de un Superman mucho más complejo que se pone límites tras la muerte de Zod y de hecho, según el tráiler de Batman vs Superman, es su madre terrenal quien le pide que se gane a la gente, que se convierta en el símbolo de esperanza. El problema es que nostros ya vemos a Superman no como un elemento de ficción sino como alguien muy real, y creemos que nuestra visión es la única que importa.