Hace poco me comentaban lo poco que hablaba de la falta de ideas en Hollywood, donde ahora todo son remakes o reboots de películas ya conocidas y estrenadas. Lo cierto es que si tuviera que hacer incisos como ese en todos los post que publico no acabaría nunca, y además todos lo sabemos ya. Pero bajo la sensación de fastidio que supone ver que otra vez vamos a tener un reinicio de los Cuatro Fantásticos o Spiderman, y que secuelas como la de Blade Runner son en realidad remakes enmascarados, existe otra realidad que es la que de verdad nos duele: la de que cada vez hay menos película originales porque las que se estrenan fracasan en taquilla.
Todos sabemos que Pacific Rim 2 no llegará a hacerse jamás (salvo milagro), y lo mismo ocurrirá con Tron 3, que merecía la pena aunque sólo fuese por su interesante apartado visual. Lo mismo puede decirse de otras franquicias que jamás llegaron a serlo como Dredd, la cinta de Karl Urban de 2012 que tan buena acogida tuvo en el mercado de DVD. Y mientras tanto, se han anunciado películas de Transformers hasta el año 2020, junto con spin offs y nuevas aventuras que intentan imitar el estilo de Marvel de los universos conectados. O el caso más reciente, el de la sexta parte de La Jungla de Cristal que será una precuela en la que Bruce Willis parece que sólo aparecerá de forma testimonial. El caso de John McClane es interesante porque no he leído ni un solo comentario positivo sobre esta nueva entrega de una saga que empezó genial y fue perdiendo calidad a la misma velocidad a la que su protagonista perdía el pelo. La cuarta pareció demasiado exagerada y tontorrona, pero es que cuando estrenaron la quinta consiguieron que a todo el mundo la anterior le pareciese genial. Y mientras tanto, grandes ideas se quedan en nada y Guillermo del Toro consigue sacar adelante un proyecto de cada cinco, incluyendo una cancelación de su Silent Hill a medio terminar que según el propio director, “no tiene ningún puto sentido”. Y o mucho me equivoco, o Del Toro va a tener cada vez más problemas para sacar adelante su tipo de cine tan personal e imaginativo.
¿Qué podemos hacer ante un panorama así, en el que parece que los productores no entienden al público? Si bien hay artículos que dejan claro que a Hollywood les interesa poco la taquilla pues han logrado conseguir que sus películas sean inversiones rentables desde el comienzo (vamos a creernos muy poco que El Retorno del Jedi no fuese considerada rentable hasta hace menos de cinco años), creo que sólo hay una cosa que esté en nuestras vamos: No veas esa película.
En este blog he hablado de muchísimas, si bien no de todas las que me gustaría. He publicado cientos de pósters, miles de tráilers, incontables reseñas… y hace un año, cuando se encontraba en plena promoción Transformers: Age of Extinction, llegó un día en el que me dije a mí mismo “¿Sabes? No tienes por qué ver esa película.” Podrá parecer una chorrada, pero fue como quitarme un peso de encima. Estaba tan agobiado y bombardeado por su promoción que una película así era una realidad de la que no podía escapar. Pensé en todas las imágenes, en los vídeos, en las entrevistas de Michael Bay… y también en la inevitable reseña para este blog en el momento de su estreno. Y todo eso a pesar de que es una saga que no me gusta, encontrándome en el enorme grupo de sus detractores. Estamos tan rodeados de publicidad que nos hemos olvidado de nuestro poder de decisión, de encogernos de hombros y simplemente, no hacerla caso. No darle nuestro dinero a Michael Bay, o a Crepúsculo, o a Cincuenta Sombras de Grey o a cualquier saga estúpida que no nos interese, cosas que hacemos casi por inercia. Sé que mis diez euros no van a cancelar las secuelas de los libros de Christian Grey, pero propongo que utilicemos ese dinero para apoyar productos que sí nos interesan. Porque en realidad hay muy buenas películas ahí fuera, pero solemos centrarnos más en las malas. Tenemos que olvidarnos de la idea de que somos consumidores de cine para comprender lo que somos: Clientes. Clientes que quieren películas más originales y trabajadas, cintas como Scott Pilgrim contra el mundo, que hasta el presidente de la Universal defendió en su momento, o Al filo del Mañana, tan increíble que ni Tom Cruise entiende por qué la productora le ha cambiado el título tres veces, incluyendo en su salida en DVD. Porque no es que los productores no entiendan al público, es que lo hacen muy bien y entregan secuelas y productos similares a los que triunfan. Es un negocio. Da igual la calidad. Y a pesar de que los estudios acabarán encontrando formas de atraer audiencias gigantescas a sus estrenos, quizá a la larga capten el mensaje o decidan apoyar otro tipo de cintas que esté tendiendo un éxito moderado en taquilla. Ya sea pagando una entrada, comprándola en Blu Ray, comprando el merchandising o convirtiéndola en un objeto de cultura pop, alargando su vida durante años. Al fin y al cabo hay tantas películas y series ahí fuera que como mínimo nos quitaremos las malas de encima.
#1 por Didier el 18 octubre, 2015 - 22:06
Muy acertado tu artículo. Pareciera que estamos a merced de las opiniones de un grupo de inversionistas que financian sólo lo que creen que dará ganancias… a la final toda inversión es un riesgo (ej. Los 4 fantasticos). Muchas de las mejores películas que he visto este año son producciones que descargué de Internet(southpaw,predestination,john wick, The taking of debora logan, unfriended, etc) son pocas las grandes producciones por la que pagué la entrada. Afortunadamente casos como Netflix nos ha brindado nuevas propuestas hechas con presupuesto menor y con mejor calidad (Mortal Kombat y Daredevil…lo mejor). Esperemos que esta tecnologías a la que muchos jóvenes ahora tienen acceso puedan hacer entender a las grandes casas de Hollywood la visión e imaginación de los verdaderos consumidores del cine.
#2 por peluquerias modernas madrid el 19 octubre, 2015 - 11:10
Yo sinceramente no creo que esas películas que se salen del canon de «tiros, sangre y carne» no generen dinero si no que no generan tanto como ellos quieren. No creo que sea correcto el permitir que el séptimo arte deje de ser eso, arte para convertirse en otra manera de criar rebaños y generar dinero. Un saludo.