‘Los Mercenarios 3 (The Expendables 3)’ – Es exactamente lo que promete

He seguido muy de cerca este revival de las estrellas del cine de acción de la última década, así que me interesaba mucho el experimento de Sylvester Stallone de juntar a varios de los más famosos actores del género en una nueva versión de Los Siete Samurais que se estrenó en 2010. La verdad es que estos hombres están gozando de una segunda juventud y sacando algunos trabajos que bordean el auto homenaje y las películas más normalitas, pero The Expendables fue todo un acierto. La segunda entrega no me gustó tanto ya que parece que perdieron ese equilibrio sujeto con pinzas entre el encuentro de amigos y una película eficiente, y la tercera, de próximo estreno, ya puede ser disfrutada gracias a una filtración en Internet. Esto es precisamente lo que he hecho yo, y la razón por la que puedo comentaros qué me ha parecido el final de la trilogía. Y con Spoilers, por supuesto.

 

 

De la tercera parte hemos escuchado sobre todo los problemas que Bruce Willis trajo al equipo, exigiendo cuatro millones de dólares por tres días de trabajo, algo a lo que Stallone se negó. Willis, que en los últimos años ha dado más de un lamentable espectáculo con la prensa y sus compañeros de trabajo, era una especie de regalo a los espectadores al interpretar al señor Iglesia, el máximo responsable de una agencia del gobierno encargada de reclutar a los mercenarios. Pero su salida no fue del todo un problema, ya que nos permitió disfrutar de Harrison Ford, quien lo sustituye para alegría de todos los que cuentan los días que faltan para volver a verle como Han Solo el año que viene.

Otra de las novedades de esta entrega es el empeño en presentarnos un nuevo elenco de jóvenes actores desconocidos que completan el reparto, con la lástima de que eso hace que el tiempo de pantalla tenga que dividirse aún más entre todos, haciendo que esta sea la película en la que los personajes están más sosos que nunca y donde el humor parece haber quedado relegado a un segundísimo plano. En realidad, el guión es el más flojo de todas porque apenas hay diálogo o argumento, sólo escenas de acción mejor o peor rodadas (en las que, de nuevo, canta muchísimo el CGI) desde el prólogo en el que tenemos a un Wesley Snipes que se permite incluso hacer chistes sobre su estancia en prisión por evasión de impuestos.

Ni siquiera Mel Gibson tiene muchos minutos o un gran desarrollo, pero es un gustazo volver a verle y cumple con creces, siendo quizá el mejor villano de todos los que han pasado por la franquicia. Si Van Damme tenía su inequívoco aspecto de loco, Gibson aporta talento y carisma, y queremos verle más. Pero el resto del equipo de mercenarios, con excepción del taurino Antonio Banderas, es lo que lastra a una cinta en la que sólo pasan los minutos hasta que deciden qué quieren contar, y que cuando por fin lo encuentran, van a ello a saco.

Es a partir de la mitad cuando la película hace uso de la acción que nos vende y nos muestra el escenario en ruinas donde vamos a tener todo lo que vimos en los tráilers. Explosiones, disparos, cuchillos y peleas están bien montadas, pero ya está, es eso y nada más, salpicado con los chistes de Banderas y las famosas punch lines de Schwarzenegger y Stallone. Si lo que te gusta es eso, vas a pasar un buen rato, aunque me duela que hayan recortado algunas partes de Harrison Ford que me gustaban en el tráiler. No es una gran película ni creo que pase a la historia en las carreras de sus protagonistas más que por el interés de verlos reunidos, pero está mucho más contenida que la anterior y equilibrada entre los chistes para el público y la (escasa) historia que quiere contar. Eso hace que se pueda disfrutar sin problemas y que nos den ganas de exigir que Mel Gibson regrese al cine cuanto antes, porque es un tipo que vale mucho y que convierte lo que debería ser un papel olvidable en algo mucho más interesante. ¿Habrá una The Expendables 4? No lo sé, pero aún hay muchos actores que podrían dejarse caer por la pantalla para darnos algo que es, ni más ni menos, lo que ponen en el póster.