Otra de las películas de las que no pude hablar en su momento por falta de tiempo fue la secuela de El Capitán América, el cómic más patriótico de la Marvel y que trataba de un supersoldado que despierta en el Siglo XXI tras décadas congelado. Tras el éxito de The Avengers, la todopoderosa editorial se ponía manos a la obra con la llamada Fase 2, en la que sus franquicias individuales tenían que enfrentarse al reto de ver si eran capaces de sobrevivir en solitario. Algunas, como Iron Man 3, lo hicieron a medias, otras, como Thor: El Mundo Oscuro, apostaron a lo fácil y entregaron una película entretenida siguiendo las pautas de su género. Y luego le tocó el turno al Capitán América, consiguiendo la cinta más espectacular de todas las del estudio.
Para una nación con ínfulas imperialistas como los Estados Unidos, el personaje del Capitán América podría haber sido muy difícil de exportar. Sin embargo, parece que se encontró un equilibrio entre el humor y el homenaje a las publicaciones pulp de la época, cambiando el aspecto patriótico por un aspecto de buenazo en un mundo muy diferente al suyo. El capitán Rogers, solo en un mundo donde los enemigos ya no son tan claros, había tenido una primera película rodada solamente como prólogo a Los Vengadores, y es aquí cuando realmente podemos verle suelto.
Rogers es el único de los superhéroes que va a explorar todo el entramado político que tiene que ver con S.H.I.E.L.D., esa misteriosa agencia gubernamental que tanto se parece a la CIA y que ha tenido una serie de televisión bastante aburrida, pero que se intuye como un gran antagonista. El personaje de Nick Fury, siempre tan ambiguo, también va a tener su protagonismo, y será él quien nos introduzca en una trama muy atípica para lo que es considerada una película de superhéroes.
Como ya dije en la reseña de Iron Man 3, los superhéroes son un género aparte, con sus propios mecanismos y formas de contar historias, y si nos ponemos a analizarlas, descubriremos que Spiderman, de Sam Raimi, es en la que mejor se notan estos procesos. Por eso sorprende que El Soldado de Invierno decida aprovechar un personaje como el que tiene para hacer una película de espías, alejándose por completo de lo tópico y haciendo algo novedoso. No hay peleas en el aire ni tipos con capa, y hasta el gran villano, el perdido amigo de Rogers, es más un agente doble soviético que un tipo malvado con superpoderes. Hasta la escena inicial a bordo de un carguero nos recuerda más a juegos como Metal Gear 2, y gran parte de la trama tiene mucho que ver con la política estadounidense que incluye Drones o vigilancia a través de internet, y su particular forma de neutralizar las amenazas antes de que ocurran, aunque eso implique matar personas sólo porque podrían resultar un peligro en el futuro.
Pero por supuesto, las peleas siguen con esas suspensión de la incredulidad, haciendo que El Capitán América pueda volar sobre un avión, utilizar su escudo a modo de frisbee gigante y dar saltos imposibles, y quizá lo que me chirríe sea el enorme arsenal de los coches de S.H.I.E.L.D., que hasta pueden volar. Si bien eso se compensa con el humor, sí es cierto que las escenas de acción son espectaculares, algo mareantes, y yo destacaría la del ascensor por ser la más “física”. Lo único malo de la cinta puede ser la sensación de que jamás irán hasta el final, y empieza a cansarme eso de personajes que “fingen su propia muerte”. Si creo que con Coulson ya cometieron un error, continuar con esta tendencia lo único que hará será poner más trabas a futuras películas. Ojalá tengan el valor de matar a alguien de verdad, porque eso sí que sería sorprendente.
En definitiva, y quitando un par de cosas menores (Como esa Viuda Negra que en cada película tiene una personalidad diferente), El Soldado de Invierno es la mejor película de la Marvel, y demuestra la madurez de un género menor y secundario que ahora copa las pantallas. En los próximos años, la capacidad de jugar y adaptarse y no repetir siempre las mismas historias y esquemas puede ser lo que salve a los superhéroes de colapsarse y cansar al espectador, y este es el camino a seguir. Ahora ya sabéis que cada vez que alguien susurre al oído de otra persona, en vuestra cabeza sonará «Hail Hydra».
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#1 por pata negra ham el 22 junio, 2015 - 14:12
Capitán America es un superheroe que me parece muy plano en sus películas, algo que no ocurre en Los Vengadores. En la primera me aburrió sobremanera, a esta segunda aún me estoy pensando si darle una oportunidad.