Steven Spielberg ha dirigido alrededor de cincuenta títulos, contando cortometrajes y series de televisión, y un vistazo a su página de IMDB nos demuestra que es difícil encontrar una película suya que sea mala. Incluso en el peor de los casos, el Rey Midas de Hollywood ha sabido aportar algo interesante a todos sus proyectos aunque sólo sea su capacidad para entretener y llegar a las masas. Por supuesto, su carrera de éxito también ha despertado las iras de muchos que piensan que el director tiene muchos defectos, entre los que se encuentran sus finales, una tendencia al melodrama… y las pocas veces que ha decidido dirigir una película “seria”. Es por eso que a las cintas que no han tenido tanto éxito se las llama “fallidas”, porque es innegable que el tipo tiene éxito, y simplemente, a veces las cosas no salen del todo bien.
Entre las películas menos conocidas o no del todo exitosas se encuentran 1941, Amistad, El Color Púrpura, Indiana Jones y El Reino de la Calavera de Cristal o la que nos ocupa, El Imperio del Sol.
La filmografía de Spielberg parece regresar una y otra vez a la Segunda Guerra Mundial, ya sea centrándose en la historia de un pelotón de soldados o en el salvador de judíos, Oskar Schindler. En esta ocasión, el director se centró en adaptar una novela autobiográfica que contaba las peripecias de un niño inglés perdido en Shangai en el frente entre Chinos y Japoneses, regresando a esos papeles infantiles que tanto le caracterizan. Para ello, eligió a un joven de trece años desconocido consiguiendo así lanzar la carrera de un jovencísimo Christian Bale que ya demostraba su gran talento. Toda la película se basa en él y en sus experiencias, permitiéndose pequeñas licencias en pos de ese punto de vista infantil e ingenuo, pero sin perder de vista el norte al contar una historia dura, con algunos momentos realmente geniales.
Bale interpreta a un Jim Graham, un niño británico rarísimo que bordea los comportamientos más infantiles (imaginativo hasta el agotamiento y charlatán) con un rostro adulto y una mirada que es utilizada por Spielberg como un reflejo de todo lo que siente y experimenta. Es sorprendente que un actor como él fuera capaz no sólo de cargar con todo el peso de la película, sino de aguantar a John Malkovich y resultar a la vez cargante y encantador. De huir de ladrones callejeros y ser llevado a un campo de prisioneros, logrará abrirse camino ayudando a todos los ingleses custodiado por los japoneses, haciendo chanchullos y creciendo en el camino. A Spielberg se le criticó por dar una opinión favorable de ciertos eventos bélicos con esta película, pero eso no es cierto. Además, vuelve a utilizar sus puntos fuertes creando escenas poéticas, como cuando Jim, obsesionado por la aviación, se encuentra por primera vez con un avión de verdad, acariciándolo. Es mucho más onírico y blando que La Lista de Schindler, porque no hay que olvidar que Bale hace un saludo a sus propios captores, y logra una amistad con un joven piloto japonés que está siendo entrenado para pilotar aviones.
Pese a que el guión no parece avanzar, sino que se limita al mostrar el día al día del niño, logramos un equilibrio con imágenes plagadas de extras que impresionan a día de hoy, incluso cuando el CGI nos ha acostumbrado a hordas de extras. El estilo realista de la ambientación contrasta con la poesía de ciertas escenas y donde Spielberg aborda los últimos momentos de la guerra, cuando para los japoneses todo está perdido y su única solución es postergar lo inevitable, creando hordas de kamikazes.
La escena más triste es el ritual en el que jóvenes pilotos realizan un ritual en el que beben sake y saludan a sus instructores, conscientes de que van a salir de la pista de aterrizaje para morir, y es entonces cuando Jim se une al canto, haciendo que hasta el jefe de prisioneros del campo acabe llorando. Es consciente de que ya nada tiene sentido. Hay gran dramatismo también en ese piloto incapaz de suicidarse porque ni siquiera tiene combustible para el avión, y que a muchos les parece demasiado ñoño. No veo el por qué. Es sutil y está visto a través de los ojos de Jim, y juega con lo que el espectador conoce y lo que no. Es por eso que la enorme luz brillante del cielo y que a Jim le parece el alma de una mujer que asciende al cielo, para nosotros es la bomba de Hiroshima, que llena la pantalla de un resplandor blanco, acabando por fin con la guerra. No, Spielberg no la critica, pero tampoco quiere decir que la alabe, sólo muestra que ocurrió.
El Imperio del Sol debería ser más conocida de lo que es, y pese a que algunos la consideren aburrida o pretenciosa (un vicio de Spielberg cuando quiere demostrar que está haciendo algo más serio de lo normal) es una gran película que cuenta una parte menos explorada de la guerra más explotada por el cine, con imágenes espectaculares y sin descuidar la historia que está contando.
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#1 por ayax el 7 mayo, 2014 - 04:38
Hola!! A mí, en lo particular, me parece una pelìcula bastante aceptable y bien lograda, a diferencia de tìtulos tan mediocres de Spielberg como los son La Terminal o 1941, que en serio, son tìtulos que no parecen haber sido filmados por Steven. Y está película, protagonizada por un pequeño Bale, el simple hecho de haber sido filmada dentro de la década de los 80’s, le da una nostalgia destacable.
#2 por manu el 8 mayo, 2014 - 21:04
indy y la calavera de cristal recaudó 786 milloncetes de dolares… eso es no ser exitosa???
#3 por Carlos Martín el 8 mayo, 2014 - 21:46
No hablamos de recaudación, sino de calidad. Muchos creen que la cuarta película de Indiana Jones fue demasiado floja, pero yo no opino de la misma forma.
#4 por Dayana J el 2 junio, 2014 - 21:41
La vi siendo muy chica 12 o 13 años como mucho y me encanto, me parecio super triste y me encanto la actuacion del niño, años después descubrí que era Spielberg el director y el protagonista Cristhian Bale! Se perfilaba el chico!
#5 por cerrajeros 24 horas madrid el 23 julio, 2015 - 12:18
Buenísima película. Y Bale ya apuntaba maneras desde pequeño.