«Me llamo Sam Tyler. Agente especial Sam Tyler. Tuve un accidente y me desperté en 1973. ¿Estoy loco, en coma o he viajado en el tiempo?»
Desde hace unos años, las ideas originales han empezado a desaparecer del cine y las han sustituido innumerables adaptaciones que aspiran a convertirse en franquicias. Un vistazo a este blog, como a todos, demuestra que el interés mediático se centra en muy pocas películas, mientras que otras pasan por desgracia desapercibidas. Lo bueno es que las historias interesantes no han desaparecido del todo, sino que se han trasladado a la televisión, un medio que a su vez, está conociendo un cambio en su forma de llegar al público.
Así, con el auge de series como Perdidos, House, o las más recientes Breaking Bad o True Detective, el público se concentra cada semana para devorar un nuevo capítulo, y algunas producciones han sabido jugar mejor que otras con lo que les mantiene en las pantallas. En ese aspecto, hay algo que diferencia mucho a las series americanas de las británicas, y que es la esencia de Life On Mars (Rooooll credits!).
Perdidos, de la que hablé bastante bien en su momento y a día de hoy sigue atrayendo visitas, tuvo un gran problema: los cliffhangers. Su historia se basaba en un misterio que había que desarrollar, y se añadieron otras sorpresas y más enigmas que hicieron que aquello resultara un poco confuso. A día de hoy sigo manteniendo lo que ya dije hace cuatro años, pese a que mis gustos e incluso mi forma de escribir hayan cambiado mucho. Pero incluso entonces admití que Perdidos tenía un gran problema: un desarrollo mucho menos interesante que su planteamiento. Las series que se sustentan en misterios sin resolver y finales inesperados acaban reduciéndose a sorpresas continuas en la búsqueda de mantenerse en antena, haciendo que todo lo demás pase a un segundo plano.
Siguiendo el ejemplo de Perdidos surgieron otras muchas series que buscaban lo mismo, pero que no se preocupaban por la historia o el entretenimiento. No las voy a mencionar porque las cancelaron todas, y sería por algo. Pero al otro lado del atlántico, en la interesantísima BBC, hacen las cosas de otra manera. Los británicos no tienen miedo a cortar sus series por falta de interés o porque están convencidos de que han llegado al final, y son muchas sus producciones de tan sólo dos, tres temporadas, o incluso tres capítulos. Terminan su trabajo y pasan al siguiente, lo que les da muchas tablas a la hora de trabajar y la posibilidad de explorar nuevas ideas. Una de ellas fue la brillante Life on Mars, que se emitió en el año 2006 y que ha conocido remakes tanto en Estados Unidos y en España, este último, igual de interesante que ver crecer la hierba.
Un día, el joven agente de policía Sam Tyler va persiguiendo a un sospechoso cuando tiene un accidente, y despierta en los años setenta. Desorientado, Sam no sabe si está muerto, en coma, se ha vuelto loco o realmente ha viajado en el tiempo. Lo único que sabe es que sigue trabajando para la policía y ayudará a resolver varios casos en su departamento.
La idea inicial es muy interesante, y se resume en la cita que abre este post. Lo que realmente hace grande a la serie es que es divertida, ágil y entretenida. No se centra en el misterio, sino que simplemente es una rareza de nuestro protagonista, que tiene que adaptarse a vivir en un mundo treinta años anterior al suyo. Sus métodos al estilo CSI, su forma de entender los interrogatorios o el simple papeleo administrativo contrastan con los duros, borrachos, mujeriegos y catetos agentes de policía de Manchester, encontrando un equilibrio entre la acción, la seriedad y el humor más absurdo. A la vez que Sam intenta volver “a casa”, tiene la oportunidad de revivir momentos de la vida de sus padres, de enfrentarse a crímenes que les atormentaron o incluso les llevaron por mal camino, y tratar de conseguir una vida mejor para su futuro yo… si es que todo lo que está viviendo es real.
Life on Mars, que se llama así por canción de Bowie que Sam va escuchando en el momento del accidente, no es una serie cara, pero sí carismática. Juega a la perfección con la ambientación, la fotografía y el guión. Sabe lo que quiere contar y no aspira a nada más, haciendo que cumpla de sobra y eso la haga mejor que muchas otras series que tenían más papeletas a su favor para triunfar. Con sólo dos temporadas, explotan al máximo el misterio temporal, crean grandes personajes y les dan el tiempo exacto a cada uno. No voy a decir que es una obra de arte, porque simplemente esas cosas son muy diferentes a lo que el público quiere ver en televisión un sábado por la noche. Simplemente está muy bien hecha.
No puedo acabar el post sin mencionar el final de la serie, así que os animo a no leer más si tenéis pensado darle una oportunidad.
SPOILERS
A lo largo de los capítulos, Sam va teniendo visiones de una niña que aparece en momentos concretos de la trama, o incluso puede escuchar las voces de sus familiares saliendo de la radio o la televisión. Al final, parece que una de las personas con las que se ha ido encontrando es el cirujano que está intentando salvarle la vida en ese momento en una mesa de operaciones, por lo que Sam descubre que efectivamente está en coma y todo es un sueño. Cuando por fin logra despertar, se deja la historia (un tiroteo en un viejo tren) colgada. Los personajes no son reales, se los ha inventado él. Así que de vuelta al año 2006 (fijaos en el cambio de color de la fotografía), intenta recuperar su vida para darse cuenta de que una parte de él ha quedado atrás, y decide saltar desde una azotea para volver a quedar en coma y así poder regresar y ayudar a sus “amigos”.
Lo mejor no es eso, es el final, cuando decide marcharse con ellos, y a través de la radio se escucha de nuevo la voz de uno de los médicos que dice:
– No podemos hacer nada, lo estamos perdiendo…
Y él, que lleva toda la serie escuchando esas voces y siguiéndolas para poder despertar, contesta:
– Dios, odio esa emisora.
Gira el dial y encuentra una canción. Es Life on Mars, y acelera el coche, perdiéndose hacia el final de la calle justo antes no de fundir, sino de cortar, a negro. Un final perfecto que si lo hubiesen hecho en una película, habría puesto a todo el mundo a aplaudir al final.
Pulsa en la última imagen para ver la escena final. SPOILERS AHEAD.
#1 por nitsuga80 el 24 abril, 2014 - 13:48
Vi la americana, que lo único salvable fue ese final diferente que le dieron a la original. De esta lo que me encantaba de lo poco que pude ver de ella es el pedazo de Ford que usaban.