Qué cansino soy con los años ochenta ¿no?. Lo siento, es que la morriña me puede, soy un nostálgico, echo mucho de menos esa época y para revivirla no se me ocurre nada mejor que daros la brasa con mis batallitas y sermones de abuelo cebolleta.
Seguramente todos los treintañeros o cuarentones recordaréis esta entrañable y entretenida película, pues es una de esas joyas que a todo cinéfago ochentero que se precie con tan sólo ver la carátula, irremediablemente, se le dibujará una sonrisa en el rostro y empezará a babear como lo haría Homer ante un suculento y jugoso chuletón de dos kilos. A mí me sucede,os lo prometo. De hecho,llegué a perder la cuenta de las veces que alquilé esta película, no veas el cabreo que pillaban mis padres cuando me daban pasta para que les alquilase una peli y el menda aparecía sonriente con ‘House, una casa alucinante’ en sus manos por enésima vez. ¿Queréis ver el tráiler? Pues pasad, pasad, estáis en vuestra casa.
La trama (copiada de filmaffinity) nos narra la historia de Roger Cobb, un escritor de novelas de terror. Su hijo Jimmy desapareció misteriosamente durante una visita a casa de su tía, y desde entonces lo busca obsesivamente. Tras la trágica muerte de su tía, Roger se instala en su casa para escribir, pero terribles visiones y otros fenómenos sobrenaturales le hacen intuir que su hijo está prisionero en algún lugar de la casa. Empieza entonces a luchar contra fuerzas diabólicas.
No os doy más datos de esta película porque estoy preparando una crítica, aunque tardaréis un poco en poder leerla. Estoy muy liado con el primer post del «Especial Shyamalan», que he aparcado demasiado tiempo pero que está a puntito de caer. Paciencia. Lo prometido es deuda.
Sayonara.