‘Mucho ruido y pocas nueces’ – Shakespeare en el cine

Aunque muchos sólo conozcan (e incluso anuncien) a Kenneth Branagh como el director de Thor o, como mucho, el temible Gilderoy Lockhart, su carrera ha estado muy vinculada al teatro. Sus películas como director dejan claro que le gusta adaptar clásicos, y que tal vez no había nadie menos indicado para dirigir las aventuras del guerrero asgardiano por mucho que algunos pensaran que los argumentos eran similares. Y para muestra, su versión de 1993 de la famosa obra “Much Ado about Nothing” que él mismo protagoniza y donde adapta al cine a nada menos que William Shakespeare.

Esta comedia de enredos nos pone en la piel de un grupo de soldados que tras regresar de una batalla son bien recibidos por un noble y su hija. La historia curiosamente no se centrará en el tópico romance entre la bella Hero y el joven y valiente Claudio, sino que se fijará más bien en los dos personajes más irónicos, bordes y amargados de todo el relato, Beatriz y Benedicto, ambos interpretrados por Emma Thompson y el propio Branagh, que por aquel entonces si no me equivoco estaban casados. Ellos dos se llevan mal y lo más gracioso de la película es ver cómo se lanzan continuamente comentarios hirientes intentando quedar siempre por encima del otro, hasta que sus acompañantes decidan que ya están hartos de sus comentarios acerca de los ingenuo y vacío que es el amor, y se propongan enamorarlos.

Así, vemos una sucesión de escenas en las que les engañan para hacer pensar que el otro está enamorado de ellos, con un humor blanco y optimista, donde los actores son quienes mantienen la película ya que esta se adapta de forma casi literal (no conozco bien la obra original, así que subrayo el casi, por si acaso) y son ellos lo único presente. Incluso Michael Ketaon aporta un papel excéntrico que se supone que es el alivio cómico, pero ni la traición conspirada por el personaje del pétreo Keanu Reeves ni nada logran hacer sombra a la brillantez y diversión de esa pareja que demuestra que del amor al odio sólo hay un paso. No hay mucho más que contar ya que se trata de una película corta y agradable, pensada para pasar una noche de sábado lluviosa en la que necesites un subidón de ánimo, cosa que, en estos tiempos tan amargos, tal vez sea lo que todos nos merecemos.

Para leer la ficha de la película, pincha aqui