‘Memorias de un Zombie Adolescente’ – Los zombies ya no son lo que eran

Hace nada hablaba de una película de ciencia-ficción con tintes romanticones. Si en esa ocasión veíamos dos mundos opuestos, literalmente, aquí nos encontramos con una vuelta de tuerca al género de los muertos vivientes, más conocidos como Zombies. Unos personajillos que tan sólo quieren pegar un bocado (o festín) con los cuerpos de los vivos. Tampoco son tan exigentes, quizás nosotros seamos los que los veamos con malos ojos, ¿verdad?.

Memorias de un Zombie Adolescente ya me dejó frío su argumento cuando lo leí en su momento, aunque el trailer me hizo albergar alguna esperanza en cuanto a como se la habían tomado. Cachondeillo en no pocos momentos y ése tinte de película romántica que tanto suele llenar los cines, sobre todo por el género femenino (ejem, Crepúsculo, ejem).

Pero, ¿zombies?. Con los Vampiros lo encontraba medianamente lógico ya que muchas veces se ha jugado con lo sensual y el erotismo que pueden desprender. Pero, ¿zombies?. ¿Un tio demacrado que tan sólo quiere devorar carne humana?. Bueno, pues la imaginación -o la falta de ella- lleva a cosas como esta.

De primeras habría que decir que tiene «momentos». Momentos divertidos y alguno que al menos hace que tengas esperanzas de que se la tomen medianamente en serio. Pero ahí se queda la cosa, porque también los hay ridículos y la parte actoral tampoco es para echar cohetes, lo cual pesa mucho.

El protagonista, zombie él, empieza la película relatando su condición y su vida diaria, aquí podríamos decir que entra el lado cómico y lo que se vende en el trailer. Porque, por extraño que parezca éste zombie -y más tarde otros- tienen unos sentimientos que por un detonante (el amor, cáscatela) pueden acabar volviendo a como eran antes. Pero claro está, tienen que haber unos villanos, un obstáculo para que durante el metraje de la película acabe habiendo una especie de redención por parte de los muertos vivientes sentimentales hacia los humanos que han sobrevivido. Esos serían los «flacuchos» o «delgaduchos», ni lo recuerdo pero por ahí van los tiros.

No es en absoluto erróneo, ni de lejos, la influencia de la obra de Stephenie Meyer y sus vampirillos en Memorias de un Zombie Adolescente. Es más, dudo mucho que esto se hubiese parido sin que lo otro hubiese visto su adaptación a la pantalla grande.

Lo malo, muy malo, es que los actores de esta peli parecen perdidos, hay momentos donde no sabes cual actúa peor, tanto por la parte zombie como por la humana. Ni siquiera John Malkovich puede salvar semejante papeleta. Ni siquiera al protagonista zombie zampándose el cerebro de la chica que quiere (como si estuviese comiéndose unos Nuggets de McDonalds) de vez en cuando, hace que se salve.

Tampoco es una película que me escandalizase cuando la ví, por lo mala, pero tiene una serie de cosas que hacen que acabe y te sientes medio estúpido por haber aguantado casi cien minutos, que es lo que dura.

Por desgracia, falla en lo romántico y también en lo cómico. Se queda en tierra de nadie y no hay mayor lacra que esa si el cocktail que intentan hacer se vuelve de un sabor amargo, como es el caso que nos ocupa.

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Fdo: Snake