Escuchando Bandas Sonoras – “¿Víctor o Victoria?” (1982)

Echamos pestes de los remakes, pero en ocasiones han salido redondos, y se han elevado muy por encima de la calidad de su original.

A “¿Víctor o Victoria?”, dirigida por Blake Edwards en 1982, no le correspondió ser el primer remake de una película alemana de 1933, titulada “Viktor und Viktoria”, que había dirigido Reinhold Schünzel. Cuando se realizó, ya se había hecho una versión francesa en 1934, titulada “Georges et Georgette”, otra, también de producción francesa, rodada en 1935 bajo el título “First a Girl”, y una tercera en 1957, esta vez alemana, con el título de la original. La película de Edwards fue, por tanto, su cuarto remake, aunque aún tendría un quinto, también dirigido por el. Este, hecho para televisión en 1995.

Confieso no haber visto ninguno de los films anteriores, y aunque sea prejuzgar sin base sólida, si creo, que por la poca trascendencia que han tenido en la historia del cine, antes y después de “¿Víctor o Victoria?”, es esta la versión más importante. La que recordamos los que la vimos en 1982, gozamos con ella cuando la volvemos a ver, y la que puede también arraigar en el recuerdo de los que ahora la vean por primera vez.

No fue Edwards en quien se pensó en primer lugar para dirigir la película. Le fue ofrecida al veterano Billy Wilder, y fue este, al rechazar la oferta, quien lo recomendó para su dirección.

Blake Edwards, por entonces, no precisaba ya de avales, pues su variada filmografía, con títulos que ya habían trascendido para la crítica y los aficionados al séptimo arte, era en sí misma su carta de presentación. “Desayuno con diamantes” (1961), “Días de vino y rosas” (1963),  “La pantera rosa” (1963), y sus secuelas,  o «El Guateque” (1968), eran algunas de sus aclamadas películas.

“¿Víctor o Victoria?”, en clave de comedia musical, contaba la historia de Victoria, una joven cantante de ópera, que en la década de los años 20, en París, se encontraba sumida en la pobreza al no encontrar trabajo en su profesión, pues lo que primaba en aquellos años, eran las cantantes de cabaret, y su voz y su físico se alejaba de lo que se pedía para ser contratada en estos últimos. Con la ayuda de «Toddy», un cantante gay que trabaja en un cabaret, consigue un contrato en este, pero haciéndose pasar por hombre, y actuando como transformista. Su disfraz engaña a todo el mundo, incluso a un rico hombre de negocios norteamericano que se enamora de el/ella.

La película está plagada de situaciones divertidas e ingeniosos diálogos, y con tan sólo esos ingredientes, podría calificarse de excelente, pero la presencia de Henry Mancini, haciéndose cargo de la música y de las canciones, la potenció más todavía.

Ya en los títulos de crédito, Mancini hace gala de una elegancia en su composición, que nos preludia el agradable film que vamos a disfrutar, y sigue esa pauta en los números musicales, que resultan impecables.

En la edición de los premios Oscar de aquel año, Henry Mancini fue galardonado con el de a la Mejor Banda Sonora.

La película estuvo protagonizada por Julie Andrews (Victoria-Víctor), esposa de Blake Edwards, que nos obsequió con su magnífica voz, el siempre eficaz y magnífico en esta ocasión en su papel, Robert Preston (Toddy), James Garner (King Marchand), en la para mí, su mejor actuación para la pantalla, y la pizpireta Lesley Ann Warren (Norma Cassady), bordando su rol de chica boba. Secundarios de verdadero lujo arropaban a los protagonistas.

Recordad, o escuchad por primera vez esa música compuesta por Mancini.   Merece la pena.

Recordad también la película, o vedla si no la habéis visto. Con ella disfrutaréis de buen cine.

Swanson 

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