Son las 19:15 horas de un viernes. Hace ya unos quince minutos que he ocupado mi butaca correspondiente “armada” con un enorme refresco de alto contenido cafeínico que bebo con fruición. He dormido muy poco la noche pasada y los 126 minutos de película que tengo por delante me hacen albergar serias dudas de si seré capaz de aguantar sin caer rendida en los brazos de Morfeo.
Contrariamente a lo que esperaba no cabeceé en ningún momento ni tuve que hacer esfuerzos sobrehumanos por mantener abiertos los ojos, porque “Ágora” (2009) de Alejandro Amenábar me sorprendió y para bien a pesar de mostrar algunos defectos que le restan puntos a esta producción.
Ya comenté en un post anterior que la cansina, machacona y repetitiva (hasta la saciedad) campaña publicitaria lanzada desde Telecinco (incluida visita a “El programa de Ana Rosa”…), había provocado que le tuviera cierta tirria a la cinta en cuestión y que su visionado se me antojara un pesado trámite. Parece ser que me equivocaba aunque, eso sí, tenía la horrible sensación de que en cualquier momento se me iba a aparecer ese 5 que la “cadena amiga” utiliza como logotipo (un sin vivir…).
Repasemos de qué va su argumento.
En el siglo IV d.C. Egipto forma parte del moribundo Imperio Romano y en una de sus ciudades, la próspera Alejandría, se halla la biblioteca más importante del mundo civilizado. Entre sus muros encontramos a la joven filósofa y astrónoma Hypatia que consagra su vida al ansia de conocimiento y que contempla cómo la ciudad está siendo azotada por las luchas entre religiones. Cuando finalmente triunfa el cristianismo, Hypatia deberá defender su independencia y su ateísmo ante las fanáticas propuestas de esa religión en pleno ascenso.
Una de las primeras sensaciones que te asaltan mientras ves al película es que para nada parece una producción española. Muchas veces esta Tierra de Cinéfagos se ha hecho eco del famoso “quiero y no puedo” que caracteriza a la mayor parte de las cintas made in Spain que han pretendido recrear una época pasada (véanse algunos sonrojantes ejemplos como “Alatriste” –Agustín Díaz Yanes, 2006- o “La conjura de El Escorial” –Antonio del Real, 2008-). Amenábar supera con creces el reto y nos presenta un más que realista retrato de lo que debió ser la Alejandría del 391. La combinación de decorados reales con los digitales contribuyen a crear un ambiente muy creíble que se halla reforzado por la presencia de innumerables extras. En este sentido también hay que felicitar al realizador español a la hora de dirigir a semejante marabunta de gente. Pero…
Pero una cosa es mostrar impresionantes y realistas planos aéreos (de una enorme fuerza y belleza visual) y otra cosa es abusar de ellos. No sé muy bien por qué Amenábar insiste e insiste en mostrarme Alejandría desde el cielo y hasta desde el espacio. Que sí, que tal vez es una forma gráfica de relacionar los estudios de Hypatia con lo que sucede en la ciudad pero, insisto, muchos de ellos me resultaron innecesarios.
El caos reinante en Alejandría a causa de las comentadas luchas religiosas creo que también se traslada al guión. Tratar de conjugar la obra de Hypatia, la denuncia contra los fanatismos y una revisión del peplum es una complicada tarea de la que Amenábar no sale demasiado airoso. En este sentido, “Ágora” va dando tumbos de un género a otro aunque está claro que el tema fanatismo religioso es el que predomina y en el que el cristianismo es el que sale peor parado. Pero y yo me pregunto, ¿era necesario acudir a la figura de Hypatia y a la Alejandría de finales del siglo IV a.C. para tratar ese tema que sigue siendo de rabiosa actualidad?
La irregularidad que caracteriza al guión se traslada también al apartado interpretativo en el que, si no me equivoco, la presencia española brilla por su ausencia. Rachel Weisz (Hypatia) y Oscar Isaac (Orestes) no han acabado de convencerme del todo y el que se lleva el gato al agua es el joven Max Minghella (hijo del desaparecido director Anthony Minghella) que realiza un estupendo trabajo encarnando a Davo. Señalar, también, el breve pero destacable papel del veterano Michael Lonsdale (Theon) y mencionar (para mal) al histriónico y pesadísimo Ashraf Barhom como Ammonius.
Dario Marianelli, ganador del Oscar a la Mejor Banda Sonora por “Expiación” (2007), le pone música a la película. Yo no sé si es que a mí la publicidad de “Ágora” me ha traumatizado (va a ser que sí), pero las notas del compositor italiano casi me producen un eczema por demasiado grandilocuentes y por tomar un protagonismo que no le corresponde.
Estos supuestos defectos que he observado (desde mi punto de vista, obviamente) me hubieran pasado más inadvertidos si Amenábar hubiera conseguido emocionarme, pero no es así. Cuesta empatizar con el personaje de Hypatia y, por ello, todo lo que le sucede no termina de horrorizarme y me creo más las luchas interiores de un Davo (el esclavo de Hypatia de la que éste está enamorado) que las de la joven filósofa.
Con todo Amenábar se ha enfrentado a un proyecto de considerables dimensiones asumiendo riesgos y con una más que loable valentía. Y aunque no me vale que algún que otro crítico excuse sus fallos argumentado que es muy joven (que el tío ya tiene 37 años, joder), sí debemos tener en cuenta su inexperiencia a la hora de acometer una película tan “grande” como es ésta.
La taquilla está recompensando al director (y los de Telecinco encantados de la vida) por ofrecernos, a pesar de todo, una película muy digna, con momentos de inusitada belleza y buen cine, entretenida y de calidad. Tal y como últimamente está el cine español, no se le puede pedir más.
Para ver la ficha de la película, pincha aquí.
#1 por ipanonima el 1 noviembre, 2009 - 16:42
Yo sigo sin verla (estaba reservando el dinero para ver This is It) pero me da la sensación de que la gente no tiene mucha idea de qué va exactamente la película. Quiero decir que los tráilers te saturan obviamente de las imágenes más espectaculares, y algunos pueden pensar que van a ver Troya o El reino de los Cielos. De ahí que cuando preguntase a un conocido qué le había parecido la película, dijese textualmente:
Un coñazo, todo el rato hablando de círculos.
#2 por Snake el 1 noviembre, 2009 - 20:56
«Un coñazo, todo el rato hablando de círculos.»
Eso me recuerda a un amigo de mi padre que se fué a Egipto.
Le preguntaron que qué tal y contestó: «Arena, mucha arena».
Dios le da pan a quien no tiene dientes 😛
#3 por Rosalie el 3 noviembre, 2009 - 19:34
Pues a mí me gustó pero me quedé con ganas de más historia de Hipatia. Debo ser de las pocas personas a las que les hubiera gustado un poco más de tranquilidad, de la historia de ella, de sus cavilaciones y sus deducciones y menos peleas y acción. Porque llega un momento en que te preguntas si te han engañado diciéndote que la peli va de la vida de una filósofa y matemática cuando su papel es bastante secundario, y lo principal de la trama parecen las luchas de religiones.
Briony, coincido contigo en que, a pesar de que queda claro que la peli va en contra de los fanatismos, curiosamente el cristianismo sale pero que muy mal parado. Y eso que Amenábar dice en todas las entrevistas que no era su intención…
Y tienes toda la razón del mundo, el mejor personaje es el esclavo Davo. ¿De dónde ha salido ese chico? Es estupendo. Qué miedo daba cuando se le ponía cara de fanático y cómo sufrías con él con ese amor imposible y con el desdén (no intencionado, él no dejaba de ser un esclavo) de Hipatia.
Bueno, que en resumen yo quería más matemáticas y astrología que sangre (será que soy de ciencias).
#4 por Juan el 5 julio, 2010 - 02:57
Me confunde un poco esta reseña. Arriba dice que es el sigo IV a.c. y que existen luchas religiosas y fanatismo cristiano. Tengo entendido que a.c. equivale a antes de cristo, entonces ¿Cómo puede haber fanatismo cristiano 300 años antes del nacimiento de Cristo?
#5 por Kuchikisan el 5 julio, 2010 - 05:45
Mmmmm, podría referirse a «After Christ», o sea «después de Cristo», pero no estoy muy segura. Alguna vez al ver una película rodada en Inglés me he confundido respecto a eso 🙂
#6 por Briony el 7 julio, 2010 - 21:24
Llevas toda la razón, Juan. Se me coló el a.C…
Voy a corregir ese error garrafal inmediatamente.
Saludos