«Frozen River» – Crónica de la desesperación

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En la pasada gala de los Oscar cinco eran las mujeres que se disputaban la estatuilla a la Mejor Actriz. Jolie, Streep y Winslet partían como claras favoritas mientras la Hathaway ya se sentía más que sastifecha con el honor de estar nominada. Sin embargo, la expresión de Melissa Leo fue la que no he olvidado: era el ejemplo de una mujer que sabía a ciencia cierta que sus posibilidades eran nulas frente a tres “monstruos” como los nombrados anteriormente. Estoy segura que, de las cinco, era la que estaba más tranquila exactamente igual que debía sentirse Richard Jenkins (“The Visitor” -2008-) en la categoría de Mejor Actor. Y realmente es una verdadera lástima que Leo no entrara en ninguna quiniela, porque su interpretación en “Frozen River” (2008) es soberbia.

A Ray Eddy acaba de abandonarla su marido ludópata llevándose con él el dinero que había ahorrado para comprarse una mobile home nueva y abandonar la destartalada que ahora ocupan. Ray trabaja a media jornada en una tienda y debe hacerse cargo de sus hijos T.J. y Ricky de 15 y 6 años respectivamente. Las deudas se acumulan y la desesperación se adueña de su vida hasta que se cruza en su camino Lila Littlewolf, una india mohawk con una dura historia personal. Ambas buscarán mejorar su situación dedicándose al lucrativo tráfico de ilegales a través de un río helado que une Canadá con Estados Unidos, en plena reserva india, donde las autoridades locales no tienen jurisdicción.

“Frozen River” (“Río helado”) de la debutante Courtney Hunt no es una película cómoda (casi podría considerarse dura), pero es de lo mejorcito que he visto durante este año. La situación en la que se encuentran Ray, Lila y los propios ilegales es totalmente descorazonadora y marcada por la necesidad, el miedo y la desesperanza. No sólo se nos narra el terrible momento económico que está azotando a la familia de Ray, sino que también sufrimos con esa joven mohawk que lo ha perdido todo (y aún más) y que ni siquiera siente apego por los habitantes de la reserva india. A ellas dos hay que añadir a esos inmigrantes completamente aterrorizados y explotados que son tratados como mercancía. En este sentido, el “traslado” de una familia de “pakies” en el maletero del coche de Ray es tremendamente escalofriante.

La ópera prima de Hunt no sólo incide en ese tráfico humano, sino que detiene su afilada mirada en el mundo de las reservas indias y de cómo sus dirigentes se relacionan con las autoridades locales manteniéndose en un delicado equilibrio.

El ambiente gélido que invade cada fotograma influye en la trama potenciando la complicada existencia de sus protagonistas: todo es frío e inhóspito en ese recóndito lugar del estado de Nueva York.

La ilegalidad de las acciones de Ray son percibidas como una forma extrema de ganar dinero fácil y a la desesperada: unos cuantos dólares en el bolsillo le permiten, por ejemplo, poder comprar comida en el supermercado, pagar la última letra del televisor antes de que se lo embarguen o alcanzar el gran sueño de una nueva casa en la que no se congelen debido a las bajas temperaturas. Las imágenes de la cochambrosa casa de Ray, esos desayunos a base de Tang y boles de palomitas porque no hay nada más en la nevera o esos primeros minutos de la cinta en los que vemos a una mujer completamente derrotada son desasosegadores y entendemos el porqué de sus actos y sabemos, a ciencia cierta, que eso ¿no acabará bien?, hecho que nos hace sentir incómodos durante buena parte del metraje.

El magnífico guión original (optó al Oscar) de la propia Hunt le debe mucho a la extraordinaria interpretación de Melissa Leo (“21 gramos” -2003-, “Los tres entierros de Melquíades Estrada” -2005-) que roza la perfección. Desde su imagen desliñada (atención a sus manos y a sus uñas) a ese rostro surcado de pena y soledad demuestra que en una película también pueden aparecer personas de carne y hueso con las que podemos sentirnos identificados. Junto a ella aparece la (también) debutante Misty Uphan como Lila cuyo trabajo queda completamente eclipsado por la estupenda Leo. Completan el reparto principal Michael O’Keef (actor que se prodiga mucho más en televisión) en el papel de agente de policía y Charlie McDermott que encarna (y bastante bien) a T.J., el hijo adolescente de Ray que quiere dejar el instituto y ponerse a trabajar (ante la oposición de ésta) y que reprocha a su madre ser la culpable de la huida de su padre.

Frozen_River_(Rio_helado)_-_500_-_08 por ti.

Cine sin pretensiones ni grandes alardes técnicos que, por otro lado, no son necesarios cuando lo importante es lo que se cuenta y no cómo se cuenta. Una excelente crónica de la desesperación.

 

 

Para ver la ficha de la película, pincha aquí.

 

Briony 

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  1. “Frozen River” « Tierra de CINÉfagos

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