Mi compañero de fatigas cinéfagas, IPanónima, nos está ofreciendo estos días un exhaustivo repaso a unos puntuales héroes del cine de acción que surgieron entre las décadas de los 70 y 80, y que ahora se encuentran dentro, o bordeando, lo que llamamos “tercera edad”.
Sus dos primeros y estupendos post (se espera con impaciencia el tercero) sobre estos musculados actores, y sus andanzas por la pantalla, junto con las últimas imágenes que ha colgado mi también compañera de Blog, Karelia, informando sobre “Luna Nueva”, en las que aparecen unos musculosos muchachos que están haciendo las delicias de las jovencitas que se asoman por “Tierra de Cinéfagos”, me han traído a la memoria a unos “cachas” de antaño, al parecer ahora olvidados, pero también protagonistas, aunque haga ya medio siglo, de películas de acción, y admirados por las chicas de entonces.
Lex Barker, Steve Reeves y Gordon Scott, a los que voy a dedicar una mini serie de posts, tuvieron su tiempo de gloria en aquellos 50s y 60s. Nunca se les reconoció como grandes actores, quizás por que no lo fueron, pero protagonizaron películas (algunas de ellas, injustamente olvidadas) que entretuvieron y también entusiasmaron a un público talvez menos exigente que el actual, y que, por su edad, como ellos, ha ido desapareciendo, desapareciendo también su memoria para muchos de los espectadores del presente.
Por eso quiero recordarlos, porque los “macizos” y los héroes no son invento de nuestros días. Ni tan siquiera de los 80. Hubo otros, años antes, que se colaron en el celuloide y dejaron su firma. Ellos son los más representativos de aquel cine de acción. Fueron el hombre mono que saltaba de liana en liana por la jungla, y se las veía con fieros leones, terribles cocodrilos y furiosos rinocerontes, pero tiernos con su amada. Los que sólo con sus manos derribaban columnas y murallas y se enfrentaban a ejércitos de “malos”, porque ellos siempre eran los “buenos” y siempre ganaban para deleite de los espectadores (como ahora, mas, o menos, porque en eso no hemos cambiado mucho).
Era otra época, pero no tan alejada en el tiempo como puede parecernos, y que forma parte también de la historia del cine.
Fue Lex Barker, de esos tres héroes de acción, el primero en nacer. Lo hizo en Rye, en el estado de Nueva York, en 1919. También fue el primero en morir, y lo hizo prematuramente. Recién cumplidos los 54 años, falleció en la calle a causa de un infarto, en 1973.
Fue un chico de familia de “clase bien”, al que le entró el gusanillo de la interpretación, y que, por su cabezonería, fue desheredado.
Con menos de veinte años andaba interpretando a Shakespeare, y tras en impás de la II Guerra Mundial, ya mediados los 40, comenzó su andadura cinematográfica como mero figurante, y aunque posteriormente consiguió algún pequeño papel en películas dirigidas por reconocidos directores, como “Encrucijada de odios” de Edward Dmytryk (1947), no fue hasta 1949 que, ayudado por su espléndido físico, se le tuvo en cuenta para un papel principal.
Johnny Weissmüller (que tendrá su lugar en un futuro dentro de nuestro apartado “Biografías”) había nacido quince años antes que Barker, en Rumanía, y cuando este todavía era un chiquillo, el rumano residente en USA, había conseguido cinco medallas de oro olímpicas y una de bronce; ganó 52 campeonatos nacionales de los Estados Unidos y estableció 67 records mundiales en natación, y, posteriormente se había convertido en el protagonista de doce películas basadas en el personaje de ficción creado por el escritor Edgar Rice Burroughs, “Tarzán”.
Weissmüller en 1948, a sus 44 años, había dejado vacante la plaza de su personaje.
El joven Barker, sin cumplir todavía los 30, era el ideal para continuar la saga.
La comenzó donde la había dejado su antecesor, heredando incluso a la Jane de las últimas cuatro películas de Weissmüller, Brenda Joyce, una de las actrices que había sustituido a Maureen O’Sullivan, la primera compañera del hombre mono interpretado por el nadador, y que actuó con el en cinco ocasiones, pero retirada del cine desde 1942 para cuidar de su marido enfermo y de sus siete hijos (uno de ellos, la que después también sería famosa actriz, Mia Farrow).
“Tarzán y la fuente mágica” fue el primer título de los cinco que rodó Barker interpretando al personaje, en el corto espacio de tres años.
Las películas no alcanzaron el estatus de las de Weissmüller, y, desde su inicio, fueron incluidas en la llamada serie B.
No era que Barker no encajase en el personaje. Daba la talla para lo que se pedía de el. Tampoco eran mejores o peores que las que había interpretado su antecesor (una de ellas, “La perla de Tarzán”, fue dirigida por el reconocido Byron Haskin), pero la saga de Tarzán había tenido su momento de gran éxito entre los años treinta y cuarenta y había complacido a todos. En los cincuenta, agotado el interés, en aras de otro tipo de géneros, pasaron a considerarse “películas para críos”, aun a pesar de que el atractivo de su protagonista atraía a los cines a las jovencitas, y no tan jóvenes de entonces (si tenéis la suerte de contar todavía con una abuela que ronde ahora los setenta u ochenta años, mencionadle a Lex Barker, seguro que lo recuerda).
El refugio de los actores de los 50 solía ser el cine negro o el western. Los grandes títulos, dirigidos por los grandes directores, los copaban las grandes estrellas, pero, en esos géneros, también estaban los de presupuestos modestos, que ofrecían papeles a los que no habían conseguido alcanzar las cimas más altas dentro de la profesión.
Ahí es donde tuvo su continuación la carrera de Barker, mayormente participando en westerns menores, y algún que otro film de cine negro.
En 1953 había abandonado su papel de “Tarzán”, y al año siguiente rodó su primera película europea. Fue en Italia, con la adaptación de una obra de Emilio Salgari, titulada “El misterio de la jungla negra”. Fue su primera incursión en el género de aventuras, y la que le sirvió unos años más tarde, para abandonar los poco relevantes trabajos que le ofrecían en Hollywood.
Volvió a Europa en 1958, y protagonizó “El capitán Fuoco”, coprodución franco-italiana, a la que seguirían “Misión en Marruecos”, “La cimitarra del sarraceno”, y ya en 1959, “El corsario Rojo”, otra adaptación a Salgari. Barker, con cuarenta años, era ahora un maduro y aún seductor actor, encasillado en papeles de acción en películas de serie B. Películas modestas, que no aportaban mucho artísticamente, pero que eran bien acogidas por el público, y resultaban rentables en taquilla.
Los sesenta parecían ser una continuación de los finales de los cincuenta, y seguía interpretando a piratas y caballeros medievales, llegando a dar vida a Robin Hood, en “Robin Hood y los piratas” (1960), aunque también Federico Fellini contó con el para un papel en “La dolce vita” (1960). Pero fue en 1961, cuando le ofrecieron la oportunidad de trabajar en Alemania en la película de terror “El FBI contra el doctor Mabuse”, que su vida profesional daría un nuevo giro. Un año más tarde, también en Alemania, le ofrecieron protagonizar “El tesoro de Silver Lake”, adaptación de la novela de Karl May, cuyo personaje principal era Old Shatterhand. Este personaje fue llevado a la pantalla en siete ocasiones, todas interpretadas por Barker, que llegó a convertirse una estrella de las pantallas alemanas, país que en contadas ocasiones abandonó para trabajar en films de otra factura, llevando a muchos espectadores a confundir su nacionalidad estadounidense, por la de alemán.
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Filmografía completa pinchando aquí
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#1 por ipanonima el 14 junio, 2009 - 03:13
¿Doce películas de Tarzán? y la gente se quejaba de las seis de Rocky o la inminente Alien 5… ¬¬
Cada vez «la industria» como la denominan, es más voraz, más fiera. Cada vez se hacen contratos más grandes, sagas más largas y con más anticipación, los contratos para hacer una peli de superhéores ya no van por pelis, sino por personajes. Digamos que poco a poco nos estamos acercando al mercado japonés, donde aparece un «idol», por decirlo de alguna forma, una chica cantante y «salá», que es lo más de lo más hasta que aparece otra. Y cuando eso suecede, las personas que hay detrás de la pantalla se meten el hostión.
Un buen ejemplo es Susan Boyle, que después de todo el concurso y de ser endiosada, acaba en un psiquiátrico. Esa es la razón por la que empecé los post de Héroes de acción de tercera edad. Vienen a ser como estos, salvo que Lex Barker falleció y Stallone asegura que aún le queda mucha guerra por dar. ¿Lo conseguirá, no? habrá que ver…
Ps: No olvidemos que el cine tiene mucho tiempo, la de personas que han pasado por ahí… y lo poco que conocemos.
#2 por Snake el 15 junio, 2009 - 19:00
La de comentarios que habría recibido Lex Barker si hubiese existido internet en aquellos tiempos. Lo cierto es que aún habiendo pasado muchos años, habría sido un sex simbol en la actualidad.
Por cierto, desconocía que se hubiesen hecho tantas películas de Tarzan. Menuda saga 😛
#3 por Swanson el 15 junio, 2009 - 20:47
Y las que se hicieron despues, con diferentes actores, Snake. Uno de los cachas a los que dedicaré otro de los posts, relevó a Barker en el personaje de Tarzán, pero luego lo interpretaron varios actores más.
Un día comenté que la saga más larga era la del 007, pero creo que habría que contabilizar todas las del hombre mono, y seguro que la supera.
Si Lex Barker te ha parecido un tipo de hombre que podría resultar igual de atractivo en nuestros días, esperáte a ver a Steeve Reeves. El personal de ahora babearía 🙂
#4 por Karelia el 15 junio, 2009 - 21:25
Pufffffff, la cantidad de pelis que hay de Tarzan (yo de pequeña creo recordar que vi muchísimas, es que el Tarzán de los monos me encantaba!!!!).
Y vamos, que hasta yo conozco a Steve Reeves (hércules, sandokan!!!!)