Tenía bastante interés en esta película de Gonzalo López-Gallego, y cuando al fin he podido verla, lo he hecho, intentando que no me influyeran las críticas que había escuchado y leído sobre ella, ya que las opiniones eran bastante extremas, tanto por parte de la crítica especializada como por la de los espectadores.
De aburrida, fallida e infumable, la han calificado muchos. Otros, como una excelente apuesta del cine español dentro de su género.
Comparada por su argumento, con antecesoras como “Deliverance” (1972), de Boorman, o “Blanco humano” (1993), de John Woo, se inicia en una gasolinera, en la que Quim (Leonardo Sbaraglia), se ha detenido para repostar.
Mientras el mozo de la gasolinera rellena el depósito de su coche, el ojea los artículos puestos a la venta en el interior. Es entonces cuando observa como una joven, Bea (María Valverde), que acaba de entrar, introduce en uno de sus bolsillos una chocolatina, que evidentemente piensa llevarse sin pagar. Coincide nuevamente con ella en el servicio de caballeros, en donde la chica, sin mediar muchas palabras, le incita a que hagan el amor.
Ella se va rápidamente, y el echa entonces en falta su cartera. El mozo le dice que la mujer ha pagado la gasolina antes de salir, y Quim decide seguirla en su coche, introduciéndose por unas laberínticas carreteras secundarias, en las que no tardando mucho, asume que se ha perdido. Para complicar más su situación, se escucha un disparo de rifle dirigido hacia su coche.
Emprende entonces una loca carrera, que se ve cortada por un vehículo cruzado en la carretera. Tras conseguir contactar brevemente por móvil con su ex-novia (el motivo de su viaje), pues en esos parajes la cobertura es muy débil, y explicarle entrecortadamente su situación, se verá poco después, frente a una figura, que acompañada de un perro, y portando un rifle, le dispara, y hiere en una pierna. Corre hacia su coche, y en su huída, topa con el mismo personaje, al que atropella.
Esto que he contado son más o menos, los primeros quince minutos de la película, y no voy a detallar lo que sigue, excepto su encuentro con Bea, la chica de la gasolinera, y que, a pesar de haber atropellado al portador del rifle, alguien sigue disparando contra ellos.
Si el inicio es atrayente, (y que sí evoca a las películas que he citado arriba, y a algunas más, incluida “El diablo sobre ruedas” en su arranque), la parte central de la película, no consigue ofrecer la tensión que sería de esperar en una situación límite como en la que se mueven los dos personajes. El dramatismo se atisba en algunos momentos, pero no se palpa, y gran parte de la culpa recae en el personaje de María Valverde, que parece ser tan sólo en motivo para que Sbaraglia se interne por esas carreteras, y, excepto en una secuencia, en la que a través de ella, veremos una reacción muy humana en Quim, no aporta mucho más a la película, amen de que su interpretación del personaje, tampoco es precisamente gloriosa.
Sbaraglia si está mucho más convincente, y consigue transmitirnos la imagen de hombre corriente que tiene que enfrentarse a una situación límite que lo aterroriza, y que no muta en superhéroe. Su personaje, que es el más trabajado a nivel individual, contiene fallos ajenos a la interpretación del actor, y resulta curioso ver, a las velocidades que se mueve por un terreno abrupto, con un disparo en la pierna.
Como pareja, la relación entre ellos no está bien confeccionada. En una película de este género, no es necesario que el espectador tenga información detallada de las vidas de los protagonistas, pero hay “parones” (bastante injustificados en la acción), que tendrían que haber llevado obligatoriamente a que los personajes establecieran unos lazos, que a su vez nos llevarían a nosotros a establecerlos con ellos, pero no se han aprovechado, y los diálogos que escuchamos, de simples, rozan el absurdo.
El giro final, desvelando la personalidad del misterioso francotirador que los ha tenido en jaque, es un golpe de efecto descaradamente provocador, de moralina fácil y previsible desenlace, que si bien puede llevar al espectador a la reflexión, por su contenido, deja tantos cabos sueltos, que puede calificarse de pueril.
En la parte técnica, se goza de un excelente trabajo de fotografía, que retrata un inquietante paisaje montañoso de cielo encapotado, que se convierte en una de las mejores bazas del film, así como (aquí entra la mano del director) las atractivas tomas en las que vemos el espacio desde la perspectiva del francotirador, con unos giros de cámara propios de un videojuego. La música, aunque no destacable, remarca algunos de los momentos más tensos, y, a tener en cuenta, la canción de la joven promesa Lourdes Hernández, «Another Mind», que se escucha durante los títulos de crédito finales.
Conclusión:
Interesante la propuesta, pero que te deja la sensación de haber visto una historia excesivamente alargada, al carecer de los ingredientes dramáticos que hubieran podido rellenar su metraje y hacerla más interesante, lo que te lleva a pensar, que un corto de entre treinta y cuarenta minutos, hubiera sido suficiente para contarla.
Aún así, discrepo con los que la han detractado totalmente, porque contiene elementos que la salvan de ser un completo desastre, y, aunque el interés por lo que ocurre en la pantalla decae en muchos momentos, al menos, ni indigna, ni llega a aburrir.
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#1 por Karelia el 16 octubre, 2008 - 20:48
Una que me apunto para no ver, entre que no me llama la atencion y lo que dices que ocurre a veces…….
#2 por Snake el 16 octubre, 2008 - 21:59
Hombre, a mí no me disgustó esta película. Bastante mejor Sbaraglia que Valverde eso sí. Y el final lo encontré bastante interesante.
Por desgracia no me mantuvo tan en vilo como lo hizo «Deliverance» o «La Presa». La que nos ocupa guarda algunos paralelismos con las mencionadas.
#3 por Briony el 16 octubre, 2008 - 23:18
El pasado fin de semana tenía pensado ver «El rey de la montaña» y darme un volteo por el Festival de Sitges (peli incluida), pero al final un gripazo de órdago dio al traste con mis planes.
Tras leer tu reseña me apetece y no me apetece verla. Igual le doy una oportunidad, aunque sólo sea por descubrir ese giro final que comentas.
#4 por Briony el 18 octubre, 2008 - 19:07
Película que deja la sensación de «déjà vu» pero torpemente desarrollada.
María Valverde es un tronco más en ese bosque intrincado y Leonardo Sbaraglia, a pesar de sus «milagrosas» condiciones físicas, cumple a la perfección con su papel.
El giro final es poco creíble (sí lo sería en un documental de Michael Moore), pero la interpretación de los misteriosos causantes del desaguisado es sorprendente.
Aunque se producen fallos de guión que claman al cielo, la peli se deja ver y es entretenida.