No iba a escribir ninguna reseña sobre algo como “Fuera de carta”, pero el reciente post de Swanson en el que nos comentaba la fallida “La conjura de El Escorial” y que creó cierto debate sobre el uso que en este país se hace de nuestros impuestos, me ha motivado a darle a las teclas.
Ni la Biznaga de Plata al mejor actor con la que fue galardonado Javier Cámara ni la autoría de Nacho G. Velilla (uno de los creadores de la desternillante serie “7 vidas” o de la irreverente “Aída”) me hacían alumbrar muchas esperanzas a la hora de enfrentarme a dicha película.
¿Y por qué perdí 111 minutos de mi tiempo en engullir las evoluciones del amanerado cocinero del Xantarella y de toda la caterva de personajes que le rodean? Pues que en agosto hizo mucho calor y donde vivo nos deleitaron, algún que otro fin de semana, con una peli (gratis) al aire libre y hasta nos dejaron una silla, eso sí, digna de formar parte del catálogo de los instrumentos de tortura utilizados por la Inquisición.
La historia es sencillita y fácil de engullir: Maxi (Javier Cámara) es un cocinero gay dueño de un restaurante de éxito ubicado en Chueca. Su maître es Álex, una mujer sedienta de hombres y uno de sus ayudantes es Ramiro (Fernando Tejero).
Maxi vive para su trabajo y para alimentar un deseo: conseguir una estrella en la guía Michelin. Sin embargo, un verdadero problema se cruzará en su camino: su ex mujer Marta (Cristina Marcos) muere y él debe ocuparse de sus dos hijos a los que no ha visto en años y por los que, en un principio, no siente demasiado apego.
A todo este cotarro se une Horacio, un ex futbolista argentino que se enamorará de Maxi dejando a la pobre Álex compuesta y con las bragas (perdón) puestas.
La película, entonces, se vertebra en dos conflictos cuyo protagonista es Maxi: por un lado sus dificultades para conseguir el cariño de su hijo mayor Edu y por otro la relación con Horacio que mantiene en secreto para no dañar a Álex y además salvaguardar la intimidad del deportista de élite.
No hay que negarle a la ópera prima de Velilla que posee momentos ciertamente divertidos pero creo que desaprovechados y, muchas veces, basados en el chiste fácil y predecible (muy alejado de los excelentes guiones de “7 vidas”, por ejemplo), sin olvidar la ristra de expresiones malsonantes que, no sé por qué, provocan las más sonoras carcajadas. A esto hay que unir que las escenas más dramáticas llegan a ser “sonrojantemente” cursis además de estar acompañadas de una ridícula BSO.
Tampoco ha estado demasiado acertado quien se ocupó del montaje de la cinta, puesto que las transiciones entre una y otra escena se realizan de forma demasiado abrupta en las que pasamos, alternativamente, de una situación cómica (Maxi dando sus particulares órdenes en la cocina del Xantarella) a una trágica (Marta moribunda en la cama de un hospital rodeada por sus dos hijos).
En cuanto a las interpretaciones, sólo voy a centrarme en tres para no extenderme.
Javier Cámara elabora un cóctel entre el Paco de “7 vidas” y la Paca de “La mala educación” (2004) dando lugar a un pastiche no carente de atractivo, pero con sensación de déjà vu. Eso sin olvidar cierto histrionismo entroncado históricamente con la habitual (y topicaza) imagen que se tiene de los homosexuales.
Lola Dueñas (¿Lola Dueñas?) está irreconocible y pasada de rosca, convirtiendo a su personaje en uno de los más pesados de toda la película.
Fernando Tejero sigue explotando su papel de Emilio en la ya difunta “Aquí no hay quien viva” haciéndonos sufrir ante la posibilidad de volver a oír aquello de “un poquito de por favor”. Deberían crear un Goya al mejor actor encasillado y otorgárselo ad eternum.
Pero un milagro se obra en la pantalla y aparece la gran Chus Lampreave con esas gafas de culo de botella (que apenas ha abandonado en sus colaboraciones con Pedro Almodóvar desde que compuso aquella maravillosa abuela en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, 1984) perfectamente secundada por el recuperado Luis Valera elevando el nivel de una historia más bien ramplona.
Seguramente “Fuera de carta” habrá cosechado un más que destacable éxito en taquilla (lo cierto es que tampoco me importa demasiado) provocando que los políticos y los “intelectualoides” defensores a ultranza del cine español (o más bien de la pasta que da el cine español) se llenen la boca loando un producto casposo y de baja calidad.
Creo que existen en este país profesionales con la suficiente capacidad y talento para realizar comedias de altura sin tener que recurrir a lo fácil y resultón que de eso nos basta y nos sobra.
Calidad y diversión no debería ser un tándem indisoluble.
Para ver la ficha de la película, pincha aquí
#1 por Snake el 20 septiembre, 2008 - 21:44
Que quede claro. Cualquier película con Fernando Tejero en el reparto (ya puede ser la octava maravilla del siglo) la obviaré y olvidaré que la han hecho.
#2 por Karelia el 21 septiembre, 2008 - 01:33
Una que no pienso ver, y mas leyendo tu reseña, es que no hay nada destacable en la película según cuentas, y lo que cuenta la peli esta visto hasta la sacieda.
#3 por David Saltares el 21 septiembre, 2008 - 01:59
Vamos, yo no esperaría nada distinto a lo que has visto…
#4 por jerom el 21 septiembre, 2008 - 11:05
Lo Unico destacable de lqa pelicula es la cancion central interpretada a duo por Amaral y Pereza llamada «El artista del alambre» y que es bastante mas emotiva que la version publicada en el album de lo primeros.
#5 por Alice el 11 agosto, 2009 - 17:46
Acabo de ver la película, lo siento, pero no estoy de acuerdo con ninguna de las opiniones que he leído. Creo que no hemos visto la misma película….
En absoluto es una película «casposa y de baja calidad».