«Terciopelo azul» – Que exista un misterio es una emoción inmensa (David Lynch)

Terciopelo azul (6) por ti.

El actor Pierre Batcheff observa intrigado la palma de su mano derecha. La cámara realiza, entonces, un primer plano y observamos un agujero negro del cual surgen hormigas. Dicen que David Lynch se inspiró en esta conocidísima escena de “Un perro andaluz” (1929) para, 57 años después, utilizar una oreja cercenada y cubierta de hormigas en “Terciopelo azul” (1986).

Dicen, además, que el director estadounidense admiraba el cine de Luis Buñuel y es cierto que su utilización de elementos oníricos, cierto humor negro y un estilo muy personal, diferente y claramente identificable (incluso se habla del “universo David Lynch”) son características que también poseía el de Calanda.

Y es que adentrarse en todas y cada una de las películas de Lynch es penetrar en un universo paralelo al nuestro donde la belleza convive con la fealdad, donde tras el “bien” se esconde un terrorífico “mal”, un lugar plagado de hermosos sueños y aplastantes pesadillas, un dulce espejismo que oculta la cruda realidad: dos caras de una misma moneda.

Terciopelo azul (4) por ti.

“Terciopelo azul” sitúa su acción en la idílica localidad maderera de Lumberton donde todo el mundo sonríe y es feliz mientras se deslizan las notas de “Blue Velvet”. Sin embargo, bajo esa especie de locus amoenus, Lynch nos abofetea pronto con una imagen caracterizada por su gran carga metafórica: bajo la resplandeciente hierba que tapiza los jardines de las casas, aparece un enjambre de insectos repugnantes. En Lumberton no es oro todo lo que reluce porque en ella hallaremos los dos universos antes descritos. De ahí que, en las películas de Lynch, las escenas que presentan una realidad demasiado endulzada puedan causar cierto malestar por el hecho de saber (a ciencia cierta) que tras ellas irrumpirá un espeluznante, con permiso del Sr. Lucas, “reverso tenebroso”.

Terciopelo azul (5) por ti.

En ese escenario de “luz y color”, el Sr. Beaumont es hospitalizado y su hijo Jeffrey deberá abandonar la universidad donde estudia para hacerse cargo del negocio familiar. Será el propio Jeffrey el “elegido” que se topará con esa oreja cercenada que actuará a modo de puerta de acceso al tenebroso universo que subyace bajo la bucólica Lumberton. Algo similar ocurría en “Mulholland Drive” (2001) en la que la apertura de una pequeña caja nos adentraba en el particular infierno de Betty/Diane.

Terciopelo azul (8) por ti.

El joven acudirá, entonces, al detective Williams para entregarle el macabro hallazgo. La curiosidad morbosa que le despierta ese apéndice se avivará tras conocer a la cándida Sandy (hija del detective) que le revela algunos detalles de la investigación en la que el nombre de la cantante de nightclub Dorothy Vallens aparece con insistencia. Jeffrey, incapaz de reprimir su interés por el caso, decide colarse en el apartamento de Dorothy adentrándose en un mundo depravado y malsano muy alejado de su anestesiada vida.

Terciopelo azul por ti.

En las antípodas de la virginal y “rosada” Sandy, el joven entrará en contacto con una mujer (envuelta en terciopelo azul) atormentada y supeditada al neurótico criminal Frank Booth que la extorsiona, pues tiene secuestrados a su marido e hijo, y humilla pertrechado con una mascarilla de oxígeno.

Terciopelo azul (9) por ti.

Jeffrey salta de un universo a otro descubriendo la oscuridad, el sexo lujurioso y la violencia (impagable una de las escenas finales en las que Jeffrey descubre los cadáveres del policía corrupto y del marido de Dorothy –con una oreja menos- en el apartamento de ésta). Sin embargo, el joven no huye de dicho universo sino que, como si de una droga se tratase, va involucrándose paulatinamente sin querer dar marcha atrás.

Si ya de por sí sufrimos con la arriesgada elección del joven, Lynch intensifica nuestra angustia a través de una serie de recursos que serán, en mayor o menor medida, una constante en sus películas. Cabe señalar, a modo de ejemplo, cómo el director recrea el apartamento de Dorothy: penumbra, ambientación minimalista, fría y de asfixiante atmósfera (recordemos, también, la habitación de los conejos en “Inland Empire” -2007- o la casa de Fred y Renné en “Carretera perdida” -1997-) o esos sonidos desasosegantes (utilizados desde “Cabeza borradora” -1977-) que inundan algunas escenas. No hay que olvidar tampoco la habitual presencia de los sueños (o más bien, pesadillas como ocurría, entre otras, en “El hombre elefante” -1980-), de las carreteras que se adentran en la oscuridad (presentes en casi todas sus películas) o de esos surrealistas personajes que aún nos desestabilizan más (como Bobby Peru en “Corazón salvaje” -1990-): el personaje de Ben y todos sus extravagantes acompañantes son buena prueba de ello. Encontraríamos múltiples ejemplos de estas características si analizáramos cada una de las películas de David Lynch.

Terciopelo azul (3) por ti.

La resolución del misterio devolverá a Jeffrey a la “normalidad”, a la aburrida armonía de Lumberton y a los brazos de Sandy, mientras que Dorothy ha recuperado a su hijo. El final de la película así nos lo parece indicar, pero Lynch esconde un as en la manga para recordarnos lo que se encuentra oculto: el “precioso” jilguero que aparece junto a la ventana, y que Sandy contempla con emoción, ha atrapado con su pico a un insecto. De nuevo los universos paralelos.

Para realizar la película, David Lynch se rodeó de algunos de sus habituales colaboradores y así junto a la hipnótica música de Angelo Badalamenti (que comparte BSO con temas clásicos como “Blue Velvet” de Bobby Vinton o “In Dreams” de Roy Orbison), aparecen los estupendos Kyle MacLachaln (que fue Paul Atreides en “Dune” –1984- y el agente del FBI Dale Cooper en “Twin Peaks”) como Jeffrey, Isabella Rossellini (la Perdita Durango de “Corazón salvaje” y, por aquella época, unida sentimentalmente al director) como Dorothy Vallens o Laura Dern (Lula en “Corazón Salvaje” y Nikki en “Inland Empire”) como Sandy. Junto a ellos Dennis Hopper que compone un perfecto y peligroso psicópata.

“Terciopelo azul” supuso la nominación de David Lynch al Oscar como mejor director y marcó un punto de inflexión en su carrera pues, tras ella, inició toda una serie de películas basadas en la resolución de angustiosos misterios (tal vez “Una historia verdadera” -1999- sería la excepción), cada vez más difíciles de aprehender por el espectador, que alcanzarán la cima de lo críptico con “Inland Empire”.

Cortinas rojas y sueños aterradores, enanos poseedores de secretos, una bruja y el terciopelo azul, carreteras sin fin, sangre y monstruos, los celos enfermizos, una cortadora de césped y el perfil amenazante de una fábrica, Axxon N. y la amnesia, Dick Laurant y Marietta. El cine de David Lynch es como subirse a una sugerente, alucinante, magistral y sorprendente montaña rusa. ¿Quién se atreve?

Para ver la ficha de la película, pincha aquí

 

Briony   

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  1. #1 por aleX el 8 septiembre, 2008 - 13:59

    Bua, genial película! Creo que fue la segunda que vi de Lynch después de «Mulholland drive» en mis comienzos por el cine de «culto» por llamarlo de alguna manera, quizá siempre hay algo en las películas de este hombre que se me escapa o no llego a comprender, pero claro al igual que ya había hecho sus influencias como Buñuel, se trata de un chute que va directamente a los sentidos o al menos es como así lo veo.
    El cine de Lynch es de ese tipo de o te fascina o te horripila, Lynch casi me hace verlo de las dos maneras, más de las primera que de la segunda supongo por ser tan devoto de este tipo de cine XD. Eso sí donde esté El hombre elefante….

  2. #2 por Mr. Lombreeze el 8 septiembre, 2008 - 14:08

    Efectivamente, el universo de David Lynch es un universo para lelos.
    Una pena que no haga más «historias sencillas» y «hombres elefantes».

  3. #3 por aleX el 8 septiembre, 2008 - 16:06

    Vaya, creo que debo de ser un lelo de esos 😛

  4. #4 por Snake el 8 septiembre, 2008 - 16:31

    Lynch tiene una forma de contar historias muy personal. El Hombre Elefante sería una película al uso (osea, que no diríamos que es de Lynch). Pero otras como Terciopelo Azul, Corazón Salvaje o la serie Twin Peaks ya tienen su firma y son totalmente reconocibles.

    Luego llegan cosas como Mullholand Drive que pueden tener varias interpretaciones sobre lo que estas viendo (no pocos debates he leído y oído al respecto. Lo cual es muy interesante por otra parte), pero que no suelen conectar con el público que espera algo más «normal».

    La última película de él no la he visto (no recuerdo ahora mismo su título). Pero los criticos y el público se quedaron con cara de «¿y esto que es?». Incluso el propio Lynch dijo en una entrevista que se había saltado cualquier norma a la hora de narrar una historia. Fue rodando escenas y luego las juntó. Pero sin un hilo conductor ni nada que se le pareciese.

  5. #5 por Briony el 8 septiembre, 2008 - 16:35

    aleX: muchas de las películas de Lynch requieren un esfuerzo adicional por parte del espectador para poder entender lo que se está viendo. Imagino que esa es una de las razones por las que puede llegar a resultar irritante.

    Mr. Lombreeze: Yo también (al igual que aleX) pertenezco al universo de los lelos, un universo que también aparece en «Una historia verdadera» y en «El hombre elefante», pero de forma más sutil y asequible.

    Un saludo «lynchiano» a los dos

  6. #6 por Snake el 8 septiembre, 2008 - 16:39

    Hombre, yo creo que Mr. Lombreeze se refería a que depende de la película de Lynch… puedes acabar lelo perdido :P.

    A mí casi me pasa cuando le ví a Nicholas Cage encender mil veces el zippo (un primer plano constante) en «Corazón Salvaje». Aunque cuando el agente Cooper en Twin Peaks ve a un gigantón y un enano bailando seguí flipando durante años.

  7. #7 por aleX el 8 septiembre, 2008 - 16:50

    Jajaja por eso me gusta mantener equilibrada la balanza cinematográfica, lelos son esos que sólo se tragan el cine de ya sea el Lynch, Bergman, Kim Duk, Tarkovsky, Haneke, incluyendo mi adorado Kubrick(según que película claro).
    Acabas convertido en un listillo pajero que cree que el cine de autor/culto es el nova más y que las películas de Willis son basura pura(¿me he pasado? XD).

    Salu2!!!!

  8. #8 por Mr. Lombreeze el 8 septiembre, 2008 - 17:14

    Por supuesto, quiero dejar claro que lo de universo para-lelos era un infantil juego de palabras. Espero que nadie se sienta molesto. Solamente quería expresar que mi sensibilidad gira alrededor de un universo paralelo al cine de Lynch, (en este caso el lelo soy yo), pero que no considero que tenga más profundidad o enjundia que el de otros de técnica narrativa más estándar.

  9. #9 por Phibes el 8 septiembre, 2008 - 17:47

    No se que seré más, si lelo, listillo o pajero (que lo soy, sin duda), pero si tengo que elegir entre ver la última de Michael Bay y la última de Lynch, o ver «Perdidos» o «Twin Peaks», tengo la elección mucho más que clara. Y no por ello desprecio a los que eligen la otra opción.

    Tras ver «Lost Highway», «Mulholland Dr.» o «Eraserhead» termino agradecido porque alguien sea capaz de considerar lo suficientemente inteligente al espectador para no tener que explicar el por qué cada una de las decisiones de la narración de la historia. Aunque al final tuviera que buscar información para enterarme de qué era de lo que iba la «Cabeza Borradora», «Carretera Perdida» me explicó muy claramente en que consiste la enajenación mental.
    Creo que Lynch es uno de los directores que mejor explora los estados alterados de la mente y es capaz de plasmarlos en algo tan lineal y manido como es una película, sin necesidad de escribirnos un tocho de 900 páginas al respecto.

  10. #10 por Briony el 8 septiembre, 2008 - 22:02

    Snake: «Mulholland Drive» funciona como un rompecabezas cuyas piezas no son fáciles de encajar. Hay que ir siguiendo una serie de pistas (proporcionadas por el propio Lynch) para saber de qué va la historia. Es complicadilla, pero tiene su lógica. La última a la que te refieres es «Inland Empire» y ahí sí que la lógica brilla por su ausencia (o mis escasas neuronas no me dieron para más). Durante las tres horas que duró la peli me cabreé y aluciné con lo que estaba viendo. En ella aparecen todos las características de Lynch, pero llevadas hasta tal extremo que hay momentos en los que dudas si te está tomando el pelo o estás asistiendo al nacimiento de una nueva forma de hacer cine porque posee momentos realmente brillantes.

    aleX: si ya lo dicen que en la variación está el gusto. Creo que hay que ver un poco de todo, aunque luego cada uno tenga sus preferencias.

    Mr. Lombreeze: para nada es ofensivo tu juego de palabras 😉

    Phibes: y es uno de los directores que mejor sabe aterrorizar a plena luz del día. La escena de la cafetería en «Mulholland Drive» en donde un hombre le explica una pesadilla a otro pone los pelos de punta.

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