Los actores de renombre, cuando coinciden dos o más trabajando juntos, casi siempre suelen plantear conflictos a la hora de exigir salarios iguales o superiores a los de sus compañeros de reparto, su posición en los títulos de crédito o en los carteles…
Esta tarde, un cinéfilo que recuerda los dos estrenos que voy a comentar, me ha contado unas anécdotas sobre ellos que desconocía, y que giran sobre ese tema.
Una de las películas, es lo bastante famosa para que cualquier aficionado al cine haya podido verla, y que sus carteles le resulten familiares. La otra, la verdad, no es tan conocida, aunque en su tiempo, y aquí en España, tendría su público.
“Cleopatra” (1963), de Mankievitch, es la primera.
El rodaje de esa película, merece tratamiento aparte por todos los problemas que generó. Su excesivo presupuesto, las enfermedades de su protagonista (Liz Taylor), sus pasionales amoríos con su compañero de reparto Richard Burton… Y alguno más secundario que trascendió menos, porque bastante había ya con los otros.
El triángulo protagonista lo cerraba Rex Harrison. Un reconocido y ya maduro actor británico (al igual que Burton y la Taylor), con una extensa carrera a sus espaladas, tanto en teatro como en cine.
El conflicto vino por su parte.
Seguramente, para aprovechar el tirón de los amores de Liz Taylor con Richard Burton (que la prensa mundial había aireado desde el comienzo) como promoción para la película, cuando se confeccionaron los carteles, no sólo aparecía la imagen de Cleopatra, que era la que daba título al film, si no que estaba acompañada de Marco Antonio, al que encarnaba Burton. Para nada pensaron en incluír a Harrison, que interpretaba a Julio César, y era también uno de los personajes claves del film.
Por supuesto el hombre protestó (con razón), pero los primeros carteles ya estaban confeccionados (y habrían costado una “pasta”), así que para la primera distribución, se añadió una imagen de Harrison, que sabiendo lo que ocurrió, ahora si que se entiende esa especie de “sello” superpuesto en el cartel o programa de mano, que habremos podido ver en muchas ocasiones.
El primer cartel, según mi cinéfilo asesor, no llegó a distribuirse en España, pero si el siguiente, en el que también puede verse el “pegote”.
El tercer cartel, ya pone remedio al entuerto, y aparecen los tres protagonistas, así como en el cuarto, que pertenece a uno de los reestrenos.
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La otra anécdota tiene su gracia, y más la tendría en aquel tiempo.
Un año antes que “Cleopatra”, se había rodado en España, una de nuestras producciones typically spanish, “El balcón de la luna”. Un producto encaminado a mostrar la gracia y el salero de las folclóricas más en boga del momento. A saber: Paquita Rico, Lola Flores, y Carmen Sevilla.
Y también había habido conflicto a la hora de títulos de crédito y carteles (no trascendió por lo visto el de salarios, o les pagaron por igual desde el principio), exigiendo las tres aparecer la primera.
¿Cómo lo solucionaron? Pues echándole imaginación. Y mucha.
Si miráis el cartel, veréis una especie de molinillo de viento en el que se entrecruzan los tres nombres de las protagonistas. Ahí permanece estático, pero por lo visto, en el film, cuando aparece, lo hace dando vueltas, con lo cual, los tres nombres al girar, tan pronto alcanzan la primera posición, como la segunda… Vamos, todo un despliegue de neuronas para complacer las exigencias de las estrellas que quieren ser la primera en el cartel.
#1 por Peter Parker el 5 septiembre, 2008 - 09:49
Una cosa sobre los carteles que me he preguntado siempre: por que cuando aparecen los protagonistas con sus nombres, casi nunca coinciden con el orden en que se situan en la foto? Si hay tres personas en un cartel, por ejemplo, no creo que les cueste que el nombre que hay encima de ellos se corresponda…
#2 por Karelia el 8 septiembre, 2008 - 20:43
La verdad es que es muy curioso lo que comentas con Cleopatra, y luego ha pasado alguna vez mas.
#3 por Swanson el 11 septiembre, 2008 - 11:14
La explicación más lógica a lo que te preguntas, Parker, es la de “contentar” a todos. Un órden de imágen, y otro de los nombres. Similar a lo que me comentaron que ocurrió en “El balcón de la luna”, y que debe repetirse en cuanto dos o tres nombres famosos se encuentran en una película.