Su verdadero nombre era Shirley Schrift, y nació un 18 de agosto de 1922 en East St. Louis, Illinois (U.S.A). Su padre era figurinista y su madre cantante. Su familia se trasladó a Brooklyn (Nueva York) cuando ella contaba 11 años.
Cursó estudios de interpretación en el mítico Actor’s Studio, en donde uno de sus profesores fue Elia Kazan. También le impartió clases el grandioso (grande de cuerpo y de talento interpretativo) Charles Laughton.
Antes de alcanzar la popularidad, fue modelo y corista en Broadway, (de joven Shelley Winters era una bonita chica, encantadora y sensual) hasta que le ofrecieron un papel en la obra teatral «Un tranvía llamado deseo».
Aunque debutó en el cine en 1943, sus primeros trabajos en el cine se limitaron a participar en las coreografías de algunos musicales, o en papeles muy secundarios, hasta que en 1947 uno de los mejores directores de actrices, George Cukor, contó con ella para el film “Doble vida”, en la que también tenía un papel secundario, pero de lucimiento.
En sus siguientes películas, casi siempre su rol era el de la joven vulgar o ingenua, enamorada del protagonista, (a veces un villano) pero en todos ellos dejaba la huella de su presencia.
Entre las interpretaciones de los siguientes años, destacan la Brenda Martingale de “Una vida marcada”, de Robert Siodmak, de 1948, su papel de Lola Manners en Winchester 73, de 1950, un magnífico western clásico del impagable Anthony Mann, su entrañable personaje de la ingénua seducida y asesinada por un joven ambicioso en “Un lugar en el sol” (1951), de George Stevens, al lado de Montgomery Clift y Elizabeth Taylor, por la cual fue nominada al Oscar a la mejor actriz, y su magnífica creación de Willa Harper en “La noche del cazador”, la única película dirigida por el actor Charles Laugthon (1955). Ese mismo año, tras trabajar en la película de Robert Aldrich, “El gran cuchillo”, encarnando el personaje de Dixie Evans, decidió abandonar el cine para dedicarse al teatro.
Regresa a la gran pantalla, y en 1959 recibe su primer Oscar, por su papel secundario en la película “El diario de Ana Frank”, de (George Stevens.
Su reputación como actriz es indiscutible, pero sin embargo, la reputación de su vida privada, si es llevada entre lenguas en los mentideros de Hollywood, en gran parte por ser aireada por la propia Shelley Winters.
Sus relaciones amorosas con Clark Gable, Errol Flynn y Marlon Brando (por mencionar sólo a los de más renombre), estuvieron siempre presididas por el escándalo, y pusieron fin a sus dos borrascosos matrimonios, con Vittorio Gassman, que sólo duró dos años (1952-1954) y con Anthony Franciosa (1957-1960).
En 1962, Stanley Kubrick la reclama para interpretar el papel de Charlotte, en su producción “Lolita”. Shelley Winters, alejada ya de la figura juvenil que lucía en sus primeros papeles, y con 40 años, hace una magnífica interpretación de la simplona y patética madre de la protagonista.
A partir de entonces, sus personajes estarán marcados por su físico, y en muchos de sus papeles volverá a interpretar el de matrona desencantada, sombría e insatisfecha.
“Un retazo en azul”, de Guy Green (1965), junto a Sidney Portier, le dio su segundo Oscar, por la recreación de Rose-Ann D’Arcy, y en 1970, a las órdenes del siempre excelente director Roger Corman, dará vida a Ma Baker, la matriarca y líder de una despiadada banda de asesinos que arrasó el Medio Oeste en el tiempo de la Gran Depresión Norteamericana. Su interpretación de la fría y cruel madre de “Mamá sangrienta”, demostró la versatilidad de la Winters, y una vez mas su gran profesionalidad.
Para esta película, y para un suculento papel secundario (uno de sus hijos), Shelley Winters recomendó a un joven principiante llamado Robert de Niro, que vio impulsada gracias a el su carrera. De Niro siempre ha agradecido esta oportunidad que la Winters le brindo, y lo ha mencionado en muchas de sus entrevistas cuando se le ha preguntado por los inicios de su carrera profesional.
Dos años más tarde, una interpretación en las antípodas de la realizada en “Mamá sangrienta”, la llevaría a otra candidatura al Oscar: La de Belle Rosen, la entrañable ex nadadora de “La aventura del Poseidón”, dirigida por Ronald Neame. No consiguió esa vez la estatuilla, pero si había obtenido ya el Globo de Oro.
Permaneció en activo hasta 1999, con trabajos para cine y televisión (entre otros, interpretó en la serie televisiva Batman, de 1966, el papel de Ma Parker), y en su bagaje de más de 130 películas, se encuentran títulos que han pasado a ser considerados no sólo clásicos, si no de los mejores de la historia del Cine.
Fue dirigida por muchos de los grandes directores de Hollywood, que la eligieron para sus filmes no porque fuera una de esas bellezas de las que el Cine se encarga de convertir en estrellas, si no, primero, por su potencial interpretativo, y una vez demostrado este, porque era una actriz magnífica que dotaba a sus personajes del realismo que necesitaban para resultar convincentes. Podía ser sombría, patética, mediocre y majestuosa a un tiempo, y como actriz de carácter, aún en los papeles secundarios que se le encomendaban, destacó y robó protagonismo a los actores principales con los que compartía trabajo. Merece por ello, sin duda alguna, el reconocimiento de ser una de las grandes secundarias de Hollywood.
En otro nivel, escribió varias obras de teatro, y publicó en 1980 su autobiografía, titulada “Shelley Also Known As Shirley”. Posteriormente, otra a la que tituló: “Shelley II: La mitad de mi siglo”.
Murió el 14 de enero de 2006 en Los Angeles, en el centro de rehabilitación de Beverly Hills, a consecuencia de un fallo cardiaco, debido a no poder superar las secuelas de otro ataque al corazón que sufrió en el mes de octubre de 2005.
Para ver su filmografía completa, pinchad aquí
Swanson